Un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard, en un reciente artículo, ha llegado a la conclusión de que la polarización política podría apoyarse en una ilusión de comprender: es decir, las personas creen que comprenden bien las políticas, cuando de hecho su comprensión de las mismas es pobre.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores realizaron tres experimentos relacionados. En el primer experimento, los autores reclutaron a 198 estadounidenses, que representaban la totalidad de las tendencias políticas de EEUU. A los sujetos se les presentaron seis políticas complejas (como las sanciones unilaterales a Irán por su programa nuclear, o el aumento de la edad de jubilación), y se les pidió que expresaran su opinión sobre estas políticas utilizando una escala numérica del 1 al 7 (1: “fuertemente en contra”, 7: “fuertemente a favor”). Tras evaluar su nivel de apoyo a las políticas se les pidió que, también con una escala numérica de 7 puntos, evaluaran el que creían que era su nivel de comprensión de esas políticas.
Una vez evaluado su nivel de apoyo y su nivel de comprensión percibido, a los sujetos se les pidió que explicaran las políticas presentadas. Más concretamente, los investigadores solicitaban a los sujetos que describieran
all the details you know about …., going from the first step to the last, and providing the causal connection between the steps. That is, your explanation should state precisely how each step causes the next step in one continuous chain from start to finish. In other words, try to tell as complete a story as you can, with no gaps.
(los puntos suspensivos eran completados con la política en cuestión).
Una vez que los sujetos completaban la tarea de ofrecer una explicación, de nuevo se les pidió que evaluaran su nivel de comprensión y su nivel de apoyo a las políticas. Los autores observaron una disminución significativa en el nivel de comprensión, acompañado de un descenso también significativo del nivel de apoyo expresado a las políticas presentadas. Según los autores, los intentos de los individuos de ofrecer una explicación completa y detallada de las políticas complejas tenía el efecto de reducir el nivel de certidumbre que decían poseer sobre los temas, lo que a su vez les llevaba a expresar puntos de vista más moderados.
En el segundo experimento, los investigadores querían comprobar si había algún cambio en la actitud política si, en lugar de pedir a los individuos que explicaran las políticas (detallando su mecanismo de funcionamiento), se les pedía que ofrecieran razones por las que apoyaban o no las políticas. Y es que ofrecer razones por las que uno apoya o rechaza cierta política no implica necesariamente la capacidad de explicar cómo funciona la política: se pueden ofrecer razones basadas en una regla, un valor o un sentimiento.
Así pues, se reclutaron a 141 participantes a los que se les presentaron los temas y a los que se les pidió que expresaran su nivel de comprensión y su nivel de apoyo. A algunos de los participantes se les invitó a ofrecer una explicación de las políticas, mientras que a otros se les pidió que ofrecieran, de la manera más completa posible, las razones por las que apoyaban o no las políticas.
Los investigadores hallaron que ofrecer razones disminuía ligeramente el nivel de comprensión percibido, pero no variaba el grado de apoyo expresado, a diferencia de lo que sucedía cuando los sujetos se veían en la obligación de ofrecer una explicación del funcionamiento de las cuestiones.
Por último, los autores quisieron comprobar si los cambios en los niveles de comprensión y de apoyo expresados por los sujetos tendrían su reflejo en una acción política concreta, como donar fondos para una plataforma de apoyo a las políticas.
Para ello, en el tercer experimento, se utilizaron a 101 sujetos y se les sometió a los mismos procedimientos que en el experimento dos (evaluación de la comprensión y del apoyo antes y después de ofrecer una explicación de la política, o las razones del apoyo o rechazo expresado). Además, a los participantes se les dijo que recibirían una cantidad de dinero extra, con la que podían hacer una de las siguientes cosas: a) donar el dinero a una plataforma a favor de la política evaluada; b) donar el dinero a una plataforma en contra de la política evaluada; c) quedarse el dinero; d) rechazar el pago extra.
Lo que hallaron los investigadores fue que para aquellos participantes que mantenían posiciones extremas iniciales hacia las políticas, el intento de generar una explicación de las mismas no sólo tenía el efecto de moderar su posición, sino que además disminuía la probabilidad de que hicieran una donación. En cambio, para aquellos participantes que tenían que ofrecer razones aumentaba la probabilidad de hacer donaciones.
El estudio del equipo de Harvard es interesante por sus implicaciones, que nos mencionan en su artículo. Hay un gran número de estudios que muestra que las actitudes políticas extremas suelen autoreforzarse, gracias a fenómenos como el procesamiento sesgado de información y la tendencia de las personas a mantener relaciones con otras personas con sus mismas posturas. Todos estos hallazgos podrían llevarnos a pensar que la polarización es inevitable y persistente. Pero los resultados del estudio sugieren que hay una manera simple y directa de inducir a la moderación: pedir a las personas que intenten explicar sus posiciones de una manera coherente y completa.
Como dicen los autores, sus resultados ofrecen un apoyo adicional a la investigación de la llamada democracia deliberativa. Según esta concepción de la democracia, lo fundamental no es el voto, sino la libre discusión de los asuntos públicos, con la intención de que la discusión racional pueda ofrecer a los ciudadanos la oportunidad de mejorar la comprensión de las políticas y, por tanto, la oportunidad de actuar colectivamente de una manera óptima. A la luz del estudio, la deliberación sería más productiva si estuviera centrada en una discusión mecanística de las políticas, basada en la explicación de las mismas, más que en ofrecer razones a favor o en contra. En palabras de los autores:
The present results suggest that political debate might be more productive if partisans first engage in substantive and mechanistic discussion of policies before engaging in a more customary superficial debate about preferences and positions.