Magistral, una novela en la que no pasa nada, en la que la acción se sitúa en la mayor de las normalidades, en la que los protagonistas, el espacio, el entorno, e incluso los diálogos son lo más cotidianos y anodinos que uno pueda imaginar, y en la que en realidad ocurre todo. La vida ante la mirada del lector que, cuando acaba la novela, ha de frotarse los ojos para salir del espejismo en que el señor Samarakis lo ha sumido sin darse cuenta.