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El Final de Un FORAJIDO

Publicado el 04 abril 2012 por Alma De Frontera @almadefrontera
El Final de Un FORAJIDO Crawford Goldsby (Fort Concho, Texas, 8 de febrero de 1876), más conocido como Cherokee Bill fue un forajido del Oeste norteamericano que realizó sus fechorías principalmente en el denominado Territorio Indio, más tarde conocido por Oklahoma, entre 1893 y 1894. 
Sus inicios, carácter y carrera criminal están bien descritas y pueden ser rápidamente consultadas aquí:
http://almadefrontera.blogspot.com/2012/03/cherokee-bill.html
Su notoriedad debe más que a la importancia de sus asaltos a tiendas, bancos y trenes, a su propensión al gatillo fácil y a la absoluta indiferencia con que cometía sus asesinatos. Dejando a sus espaldas una legión de viudas y huérfanos consiguió no solo infundir el terror a su paso, sino también que la Ley se propusiera poner fin a su impunidad por el territorio administrado por las Naciones Cherokee, Creek y Semínola. El punto de inflexión lo marcó el asesinato a sangre fría de un pintor llamado Melton en el transcurso del atraco a los almacenes Shufeldt & Son General, en Lenapah, el 9 de noviembre de 1894.
LA CAZA DEL HOMBREHubo que trazar un cuidadoso plan para finalmente llevar al bandido ante la justicia, tres meses después del asesinato de Ernest Melton. Un plan que involucró a un ex agente judicial y al capricho de Bill por una chica.
Ike Rogers había sido apartado del servicio como alguacil acusado de haber dado refugio en su casa a varios delincuentes. Con algunos problemas económicos, había solicitado recientemente su reingreso a la fuerza pública de EE.UU. El marshall Crump aseguró a Rogers que consideraría la solicitud, siempre y cuando Rogers colaborase en la captura de Cherokee Bill. Crump sabía que Rogers estaba en una excelente posición para acercarse al forajido, pues era primo de Maggie Glass, la chica de la que estaba enamorado Cherokee Bill. Así que implicó a ambos en el arreglo de capturar a Bill y repartirse su recompensa, que por entonces había aumentado hasta los 1.500 $.
El 29 de enero de 1895, Maggie celebraba su cumpleaños número 17 y Rogers decidió invitar a su casa tanto a ella como al proscrito... Bill acudió pero se mantuvo alerta, negándose en redondo a salir de la casa junto a Maggie cuando ella se lo pidió. Asimismo, las sugerencias a que se desarmase o bebiese un poco de whisky - al que Rogers había añadido en secreto morfina - no fueron tomadas en cuenta. Bill no bajó la guardia ni a la hora del sueño, pasando la noche en duermevela y despertando en cualquier momento que Rogers intentaba acercarse.Durante todo aquella tarde y noche Rogers trató de detener a Cherokee Bill sin éxito. No fue sino hasta la mañana siguiente, cuando parecía que Bill podría escapar de un momento a otro, que Rogers se armó de valor para caer sobre el criminal. Mientras éste encendía un cigarrillo en el fuego de la chimenea Rogers se le acercó por la espalda y le golpeó en la parte posterior de la cabeza con un atizador de hierro. Esto dejó al forajido malherido y de rodillas, momento que aprovechó Rogers para someterle con ayuda de un vecino y conseguir esposarle, tras varios forcejeos. Cherokee Bill les ofreció caballos y dinero por su libertad, pero Rogers y su vecino rechazaron la oferta, ataron con alambre los pies de Bill y lo subieron en un carro para viajar a Nowata. Corría el 30 de enero de 1895.Ahí no acabó todo. Por el camino, Cherokee Bill rompió las esposas e intentó agarrar el arma al ayudante de Rogers, que tuvo que saltar a tierra para evitar perder su pistola. Fue Rogers quien, montado a caballo y escoltando la carreta, mantuvo a raya al forajido apuntándole con su escopeta de dos cañones.
En Nowata, Bill fue encadenado y colocado en un vagón de ganado del Arkansas Valley Railway. Cuando el tren se detuvo en Wagoner, los alguaciles hermanos Dick y Zeke Crittenden se unieron a Smith y Lawson. Un fotógrafo estuvo presente y pidió tomar una foto. Bill aprovechó la espalda de Dick Crittenden para meter el brazo buscando el revólver del agente. El delincuente no obtuvo el arma, pero dijo después que si tenía ocasión encargaría "abrigos de madera" para los oficiales.
ANTE LA JUSTICIAEl grupo no tardó en llegar a Fort Smith, Arkansas, y el detenido quedó allí en espera de juicio por el asesinato de Ernest Melton. El 8 de febrero de 1895, Cherokee Bill fue acusado por el asesinato de Ernest Melton, del que se declaró no culpable de la acusación ante el juez Parker, apodado comunmente como "el juez de la horca".

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El juez Isaac C. Parker

El juez Parker es un personaje más famoso si cabe que cualquiera de los reos sobre los que dictó justicia. Durante veintiún años, el juez Isaac C. Parker presidió la Sala del Tribunal de Justicia de EE.UU. para el Distrito Oeste de Arkansas. Sentenció a 160 personas a la muerte y durante catorce años, los condenados no tuvieron derecho de apelación a otro tribunal superior. Recordado en las novelas y las películas del Oeste como "el juez de la horca", la verdadera carrera de Isaac Parker en Fort Smith es mucho más fascinante y compleja. Si bien los casos de forajidos acusados de delitos violentos como violaciones y asesinatos fueron los más comúnmente asociados a su tribunal, la mayoría de los casos examinados particularmente por el juez Parker no fueron delitos capitales. Muchos individuos fueron arrestados y llevados a la cárcel de Fort Smith por cargos tan dispares como robo, tráfico de whisky, incendios provocados, tala ilegal o la violación de las leyes postales.
El juicio por asesinato iba a comenzar el 26 de febrero de 1895. Su abogado defensor fue el renombrado J. Warren Reed. La estrategia de Reed era establecer una coartada para su cliente por tener varios testigos que lo ubicaban en diversos lugares entre Fort Gibson y Tulsa en el día anterior y el del asesinato. Eso significaría que Cherokee Bill se encontraba a 75 millas de la escena del crimen, por lo que fue imposible para él participar en el robo y asesinato. Los fiscales federales del caso, sin embargo, hicieron subir al estrado a los testigos del crimen, todos los cuales identificaron positivamente a Cherokee Bill como el autor material del crimen. Además, Ben Vann declaró que en un baile poco después del asesinato, Bill había confesado su autoría diciendo: "Yo no tenía intención de matar a Melton, sólo disparé para asustarle".
El 27 de febrero de 1895 el jurado dictó el veredicto del caso: "Culpable de los cargos de la acusación ...". Según un periódico local, Cherokee Bill simplemente sonrió, pero su madre, que había asistido al juicio y testificó a su favor, rompió en llanto de dolor. Según el diario, él se volvió hacia ella y dijo: "¿Qué es lo que te pasa? No estoy muerto todavía". El mismo medio señala aquella tarde a Cherokee Bill en la cárcel federal "involucrado en una partida de póquer con Bill Cook y varias almas gemelas, como si nada hubiera pasado."

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El Tribunal Federal y Cárcel de Fort Smith

En la mañana del sábado 13 de abril, Cherokee Bill fue llevado ante el juez Parker para ser sentenciado por el asesinato de Ernest Melton. El abogado defensor Reed estuvo presente para abogar por un nuevo juicio y cuando la petición fue denegada, se comprometió a recurrir ante el Tribunal Supremo. Parker procedió a continuación a la lectura de la sentencia, diciendo: "A partir de la evidencia del caso no puede haber ninguna duda de su culpabilidad. Que hay indicios de un asesinato del carácter más brutal y perverso ... Melton fue el inocente, la inofensiva víctima de una brutalidad salvaje que llevó al robo y al asesinato." El juez entonces se dirigió al asesino convicto y le sentenció a ser ejecutado en la horca el 25 de junio. 
El 13 de abril, un aparentemente despreocupado Crawford Goldsby fue condenado a muerte. El periódico de Fort Smith informó que Cherokee "tomó la frase con mucha calma ... [y] sin revelar la existencia de ninguna emoción. La única muestra que hizo de que consideraba el asunto más serio que cuando fue condenado, fue la ausencia de su sonrisa." 
El 29 de abril, el abogado Reed hizo un llamamiento a la Corte Suprema de los Estados Unidos, elevando una lista con 14 "errores manifiestos en perjuicio y daño" a sí mismo y a su cliente. Esa apelación anuló la fecha de ejecución del 25 de junio, según el caso todavía estaba en manos de la Corte Suprema de Justicia. Y fue en medio de aquel verano de Arkansas de 1895 que Cherokee Bill planeó su fuga de la cárcel de Fort Smith. 
EN EL CORREDOR DE LA MUERTELa cárcel federal de Fort Smith se componía de dos hileras de celdas que se remontaban desde el centro hasta la parte trasera del edificio. Bill ocupaba una celda en el llamado Corredor de Asesinos, que era el primero de los tres pisos de la cárcel.  
Cherokee Bill se las arregló siempre para destacar donde quiera que fuese, incluso en el corredor de la muerte. Era obstinado y testarudo, y no se daba por vencido facilmente. El 10 de julio de 1895, el carcelero de EE.UU. ordenó el allanamiento indiscriminado y total de la penitenciaría. Esto no era nada inusual, ya que en las inspecciones de rutina se solía encontrar de todo, incluídos cuchillos o pistolas introducidas por los amigos y familiares de los reclusos en pasteles, panes o en jarras de leche. Así fue como en la celda de Cherokee Bill los guardias descubrieron nueve cartuchos del 45 y en el cuarto de baño del primer piso un revólver 45, oculto en un cubo de cal. Lo que los guardias no pudieron descubrir fue un segundo revólver cargado y munición adicional escondida detrás de una piedra suelta en la pared de la celda de Cherokee Bill, que había obtenido tiempo antes soliviantando a un administrador de la prisión.

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Larry Keating, su última víctima 


En la tarde del 26 de julio, el funcionario de llaves Eoff Campbell y el guardia Larry Keating bloquearon las puertas de las celdas como de costumbre. El método de hacer esto era por asegurar que una palanca conectada con una larga barra sujetase las puertas cerradas de cada fila de celdas en la parte superior. Después el carcelero iba cerrado cada célula individualmente. Aquella noche alguno de los prisioneros echó hacia atrás la palanca en el lado oeste con la ayuda de un palo de escoba o un palo largo. El efecto fue la liberación de las puertas de las celdas en el lado donde Cherokee Bill estaba preso. Bill cerró la puerta de la celda, pero desbloqueada, y se quedó esperando en la penumbra con una pistola en la mano... Los guardianes no sospecharon nada. Cuando llegaron a la altura de su celda, Bill le gritó al alguacil Keating que levantase las manos y le entregase su arma. Keating intentó desenfundar y Bill le pegó dos tiros a bocajarro sin la menor contemplación.
En ese momento otros cuatro guardias que habían escuchado los disparos se presentaron raudos en la escena. A fuego entraron en la cárcel, intentando dominar la situación y devolver a los prisioneros en sus celdas. Tuvo que pasar un infierno de pólvora y más de 100 rondas de disparos rebotando a través de las paredes del penal antes de que los guardianes recibieran la ayuda de una fuente inesperada.

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Henry Star


También languideciendo en la cárcel de Fort Smith se encontraba Henry Starr, otro forajido que anteriormente perteneció a la banda de los Cook y había trabado amistad con Bill en el sopor del cautiverio. Starr gritó a los guardias - ninguno de los cuales estaba dispuesto a enfrentarse directamente a Cherokee Bill - que si detenían la balasera él conseguiría desarmarle si a cambio los guardias prometían no matar a Bill después.  Éstos sintieron que no tenían nada que perder con esa maniobra - excepto tal vez Starr a sí mismo  -, la promesa fue hecha y accedieron a la propuesta. El alto el fuego fue respetado, Starr se acercó a la celda de Cherokee Bill y le indujo a renunciar a su arma. 
Un silencio tenso fue seguido, luego de interminables minutos, de Starr saliendo con el arma de Cherokee Bill en la mano. Los agentes entraron nuevamente en la cárcel y encerraron una vez más a Cherokee Bill. Este incidente ayudó a Henry Starr para adquirir más tarde su libertad. Starr nunca divulgó lo que había pasado entre ellos y a las autoridades realmente poco les importó. Lo principal era que Cherokee Bill estaba de vuelta en la ratonera. Y ahí fue donde se quedó hasta el mismo día de su ejecución.
A pesar de la multitud que rodeó esa noche la cárcel de Fort Smith, con intenciones de linchar a Cherokee Bill por el asesinato del guardia, la legalidad prevaleció y la muchedumbre iracunda solo pudo desfogarse velando al difunto. Keating dejaba esposa y cuatro hijos.
El juicio por asesinato comenzó el 10 de agosto. Dos días después, el jurado anunció un veredicto de culpabilidad en 13 minutos. El juez Parker le describió como "un perro sediento de sangre, que mató por el placer de matar" y como "el más cruel de todos los bandidos del Territorio de Oklahoma", y condenó de nuevo a Bill Cherokee a morir en la horca, y de nuevo el caso fue apelado. Pero la suerte y el tiempo se habían terminado para Bill. En diciembre, el Tribunal Supremo confirmó la sentencia en el caso de Melton y el juez Parker anunció otra vez una fecha para la ejecución: el 17 de marzo de 1896. En un momento dado el condenado exclamó «Un día para morir tan bueno como cualquier otro."
GENIO Y FIGURA HASTA LA SEPULTURAHasta los días inmediatamente anteriores a su ahorcamiento, Cherokee Bill parecía poco preocupado por el asunto. De hecho pasó la mayor parte de su tiempo jugando al póker con los otros prisioneros, echando las cartas a través de las rejas de su celda. Cinco días antes de la ejecución, sin embargo, aceptó los oficios religiosos del Padre Pío de la Iglesia Católica de Alemania en Fort Smith. Cherokee Bill vio al sacerdote todos los días a partir de entonces.
El penado se despertó a las seis de la mañana en el Día de San Patricio de 1896, cantando y silbando según los comentarios de los otros reclusos. Durante esa mañana recibió las visitas de su madre, hermanos, el sacerdote y de Amanda Foster, su ciudadora de la infancia. Una multitud de curiosos, entre 2.000 o 3.000, se fueron congregando en el recinto para presenciar la ejecución. Los periódicos describieron la escena "aunque no ha habido alteración del orden público, una emoción indescriptible se apoderó del lugar." La gente se agolpaba en torno al patíbulo y hasta hubo quienes se encaramaron en las paredes de piedra y subieron a los tejados de las casas y edificios, con tal de no perder detalle. Una nave desvencijada cerca del cadalso se derrumbó bajo el peso de los curiosos.A medida que se acercaba el tiempo fijado para la ejecución, las 2:00 pm, Bill anunció que estaba listo para encaminarse al entablado en cualquier momento. Con una escolta de cuatro guardias y la compañía de su madre, el cura y la "tía" Foster, caminó esposado y encadenado desde la cárcel a la horca. Cuando Cherokee Bill subió los 13 escalones del patíbulo miró al gentío que se agolpaba a sus pies y observó a su madre en las primeras filas. Entonces se dirigió a ella diciéndole: "Madre, no debería estar aquí." Ella respondió: "Puedo ir donde quiera que tu vayas".

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Ejecución de 'Cherokee Bill'

En ese momento, fue leída la sentencia de muerte y se le preguntó si quería decir unas últimas palabras. Mirando a su alrededor, Cherokee Bill exclamó: "He venido aquí a morir, no para hacer un discurso." Luego el pater recitó una breve oración, Bill dio un paso adelante y situó los pies en la trampilla. Sus brazos y piernas fueron atadas y un capuchón negro se colocó sobre su cabeza, ocultándole el rostro. A las 2:13, se accionó el mecanismo, se abrieron las portillas y el cuerpo cayó seis pies abajo. El cuello de Cherokee Bill se rompió, la muerte no tardó en llegar. Trece minutos más tarde, sus miembros fueron liberados de las cuerdas, al igual que de las esposas y grilletes. El cadáver fue colocado en un ataúd y trasladado horas más tarde a Fort Gibson para su entierro. Crawford Goldsby, alias Cherokee Bill, permanece enterrado hoy en el Cementerio Nacional Cherokee.El Final de Un FORAJIDO
Después de su muerte, mucha gente recayó en la importancia del número de mala suerte, el 13, en la vida de Bill: Una recompensa de 1.300 dólares fue ofrecida por su captura después de matar a Ernest Melton.Su primera sentencia de muerte fue pronunciada el 13 de abril.Mató a Larry Keating un 26 de julio, dos veces trece.El juez Parker estuvo 13 minutos deliberando. Hubo 13 testigos de la acusación, El jurado tomó 13 minutos para encontrarlo culpableFue colgado de la horca a las 2:13 pm. (...)

Hasta aquí el relato del final para Crawford "Cherokee Bill" Goldsby, quizás el último de los forajidos que cabalgaron por un Oeste ya crepuscular y murió en el extremo de una soga a la tierna edad de 20 años.

Oficialmente fue acusado de siete asesinatos, pero se llevó por delante a muchos más. De acuerdo con algunos cálculos se cree que provocó la muerte a catorce personas.
Su funesta carrera como el forajido más temido de Oklahoma se puede seguir aquí:
http://almadefrontera.blogspot.com/2012/03/cherokee-bill.html
Como finalizó su sentencia el juez Parker: "Que Dios, cuyas leyes ha roto y ante cuyo tribunal tiene que comparecer, se apiade de su alma". 
En colaboración con:
http://www.nps.gov/fosm/historyculture/
http://www.legendsofamerica.com/we-cherokeebill.html/
http://ramblingbob.wordpress.com/2008/06/18/cherokee-bill-born-to-be-bad/

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