Revista Diario

El forastero misterioso (Mark Twain).

Publicado el 23 marzo 2025 por Elcopoylarueca

EL FORASTERO MISTERIOSO

«¿Qué es el sentido moral, señor».

El forastero misterioso (Mark Twain).

Editorial Rey Lear, 2011.

¿Existen la naturaleza, la religión, los objetos que nos rodean, las relaciones personales…; en fin, todo lo que entendemos como vida real? En El forastero misterioso, novela póstuma de Mark Twain, el mundo objetivo no es más que el resultado de nuestros pensamientos; es decir, de las percepciones que tenemos según nuestras experiencias.

El joven que un día llega a un pueblo austríaco, que en pleno siglo XVI aún no ha salido del Medievo, es un espíritu ajeno al Bien y al Mal. Ese ser, incapaz de sentir emociones, pone a prueba a tres muchachos cuyos estudios se reducen al adoctrinamiento parroquial. En el pueblo en el que tiene lugar la historia, narrada por uno de ellos, las hogueras de la Inquisición se mantienen con llama viva.

Los que han escrito sobre El forastero misterioso resaltan la mordacidad de la narración, que es ejemplo de sátira en la literatura, y la poca estima con la que el autor trata al ser humano, al que representa como avaricioso, estúpido, engreído, supersticioso, envidioso, cruel, cobarde… Sin embargo, no he topado con ninguna reseña que destaque que estamos ante un autor que acude al solipsismo como forma de llamar la atención del lector.

El forastero misterioso (Mark Twain).

«Éramos tres amigos que siempre andábamos juntos…».

La corriente filosófica del solipsismo, que atrajo a Descartes —«pienso, luego existo»— y que tiene representatividad en el Segismundo de Calderón de la Barca —«la vida es sueño y los sueños sueños son»—, por citar dos ejemplos conocidos y anteriores a la narración de Twain, afirma que para el sujeto pensante no hay más realidad que él mismo.

En El forastero misterioso cuando el viajero se despide del chico le comunica que las aventuras que han vivido juntos no son más que imágenes mentales. El «amistoso» viajero, que no es otro que Satán, afirma que lo que damos por válido no son más que «sueños, visiones, ficción». 

La novela fue escrita entre los años 1897 y 1908, cuando la industrialización cegó el raciocinio y convirtió al norteamericano en una masa ansiosa de expansión y de bienes materiales, cuando lo mundano, como drosera, se apropió del espacio espiritual. Es evidente para el lector que el novelista sentía que su sociedad se estaba descomponiendo.

El forastero misterioso (Mark Twain).

«El astrólogo vació todo el cuenco en la botella».

Mark Twain sitúa el relato, como he dicho, en un país lejano y en una época donde la ignorancia de los pueblos era una útil herramienta de control. Lo sitúa en 1590, pero negándole a la aldea el esplendor humanista y el carácter individualista del Renacimiento. Este detalle es importante, pues creo que el desprecio con el que nos trata, tan señalado en otras reseñas, no es más que pimienta que busca despertar la reflexión. 

Mark Twain, en definitiva, resalta el poder de la conciencia, del pensamiento, de la ética. El hombre, como individuo —no como hombre-masa—, tiene «sentido moral», afirma en esta novela burlesca y de fachada sobrenatural. El ser humano posee, nos dice, la capacidad de distinguir lo correcto de lo que no lo es y tiene algo único y trascendental: la facultad de decidir, de elegir —amigos, no olvidemos que el Bien y el Mal son hijos de la conciencia.

El forastero misterioso (Mark Twain).

«La vida en sí es sólo una visión, un sueño».

Hay que decir que El forastero misterioso no fue escrita, íntegramente, por el creador de Tom Sawyer y de Huckleberry Finn. En esta obra también está la mano de su amigo y albacea literario Albert B. Paine, quien no sólo cumplió su promesa de no publicar el libro hasta la muerte del autor, sino que intervino en el relato creando un personaje carente de virtudes: el astrólogo asumirá las carencias morales que Twain le adjudicó a uno de los sacerdotes de la trama.

Existen varias ediciones de El forastero misterioso, pero hay dos razones por las que recomiendo la que se encuentra dentro del catálogo de Rey Lear: la primera es la traducción de Susana Carral Martínez y la segunda es que incluye las siete ilustraciones originales, dibujos al óleo de N. C. Wyeth.

Lector, comencé esta reseña con una pregunta, que está implícita en la novela, y la termino con otra que también ronda por ella: ¿Crees que el sentido moral nos fortalece o nos debilita? 

El forastero misterioso (Mark Twain).

El forastero misterioso (Mark Twain).

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