Revista Diario

El fuego, la lluvia… el granizo. ¡Como es adentro es afuera!

Publicado el 10 mayo 2011 por Luiscastellanos @lrcastellanos

El fuego, la lluvia… el granizo. ¡Como es adentro es afuera!

Nosotros, como seres con pensamiento, creamos nuestro entorno. Todos estamos conectados con el Universo. Si constantemente pensamos en palabras como violencia, guerra, sufrimiento, el agua que conforma nuestro cuerpo se afecta y mina su efectividad para mantener nuestra salud. Por ello, el calor, el fuego, aumenta. No es raro que hasta suba nuestra temperatura corporal. Si pensamos en palabras sanas: paz, amor, armonía… el agua fluye en nuestro interior y el fuego sigue equilibrado. No olvidemos que dentro de nosotros habita el fuego (en nuestro metabolismo), el agua (en nuestro sistema linfático), la tierra (en los huesos) y el viento (en nuestro sistema respiratorio). Si fuésemos un bosque y el fuego estuviera desequilibrado estaríamos incendiándonos (como Coahuila, ¿te checa?) y el agua sufriente tendría que desbordarse de alguna forma, ¿no es así? Algún día saldrá en forma de tormenta violenta por nuestros ojos, o en forma de vómito u otras enfermedades estomacales. Al fin y al cabo una crisis…

Si todo esto pasa en nuestro cuerpo, ¿cómo no habría de pasar en nuestro mundo, en nuestro país, en nuestra ciudad? Somos capaces de reflejar en el exterior todo lo que pasa dentro de cada uno de nosotros. De ahí nuestra responsabilidad por mantener sanas nuestras emociones. ¡Como es adentro es afuera!, dicen los antiguos. La ciudad, el país, es el “gran cuerpo” de todos sus habitantes. Como constantentemente pensamos en violencia, el fuego aumenta, y por consiguiente comenzaron los incendios forestales, las temperaturas altas y los “golpes de calor”. Además, cuando comenzamos a quejarnos, dejamos de fluír con el ambiente y constreñimos aún más la función del agua. Por ello, las lluvias llegaron desbordadas… Era un cuerpo que había mantenido sus sentimientos demasiado reprimidos. Salieron las lágrimas de forma desbordada. ¿Acaso nunca te ha pasado?

¿Y el granizo? Para los antiguos vikingos, el granizo es una crisis, un final. ¡Te imaginas con tanto fuego y tanta emoción y sufrimiento contenidos! Sin embargo, después de esa crisis, viene un periodo de tranquilidad. No acaso se dice “después de la tempestad viene la calma”. El granizo fertiliza los campos y nos dice que tenemos la oportunidad de cambiar. De transformar la violencia (el fuego, el calor) de nuestro interior, de dejar fluír de forma sana nuestros sentimientos (la lluvia) para que no se desborde e inunde el Viaducto. Asimismo, de tomar el granizo como un nuevo comienzo. ¿No dicen que las crisis son grandes oportunidades? La responsabilidad es de cada uno… Basta aceptarla.

Gina Cárdenas


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