No hace mucho tiempo atrás, los fabricantes de consolas nos vendieron la idea de que el 3D era el futuro de los videojuegos. Sony lanzó una línea de televisores 3D para usarlos conjuntamente con su PS3, mientras Nintendo apostaba sus fichas a su consola portátil 3DS. Muchos estudios también hicieron los desarrollos necesarios para que sus nuevas producciones fueran compatibles con esta tecnología.
Hoy en día, todo parece haber quedado en el olvido. Por un lado, tenemos a Microsoft y Sony, quienes están próximos a lanzar sus consolas de nueva generación. Mientras anunciaban las características y especificaciones de sus nuevos sistemas, la tecnología 3D brilló por su ausencia. Por su parte Nintendo, que actualmente disfruta de buenos beneficios con su 3DS, sorprendió a todos al anunciar su consola 2DS, una versión más barata y que prescinde totalmente de las funcionalidades en 3D.
Si nos remontamos unos años atrás, específicamente luego de que la película “Avatar” dejara a medio mundo asombrado al ver su versión en 3D, los fabricantes de inmediato se lanzaron a reproducir una experiencia similar en la comodidad del hogar. Pero era una tecnología nueva, por lo que los costos eran altos, su calidad no muy buena y requería usar gafas bastante pesadas. Con el anuncio de videojuegos en 3D el reto era incluso mayor.
Sin embargo Sony asumió el reto, y presentó algunos juegos que hacían un buen uso de las capacidades 3D de sus televisores. En principio era una idea con futuro, pero el contenido era escaso y al poco tiempo el público perdió interés.
Nintendo también tuvo mucha sintonía con este tipo de tecnología, aunque en su caso la intención era ofrecer contenido en 3D sin la necesidad de usar gafas, siendo esta la principal premisa de su consola 3DS. Durante el evento de lanzamiento, era indudable que dicho concepto era su nueva apuesta: juegos, videos, fotos, etc. Era la palabra de moda.
Pero nuevamente sería el público quien decidiera el futuro de esta apuesta. Las sesiones prolongadas de juego producían fatiga en la vista, e incluso mareos y dolores de cabeza, por lo que cada vez más jugadores deshabilitaban el efecto 3D optando por disfrutar sus juegos en las dos dimensiones de siempre.
También estaba el tema de cómo esta tecnología iba a afectar a los más pequeños. Nintendo estaba consciente de esto, por lo que incluyó una advertencia en la caja del dispositivo. La preocupación de los padres de familia se sintió de inmediato.
A la par de dichos acontecimientos, muchas third-parties también expresaron su desconfianza en que el futuro de los videojuegos estuviera ligado a las tres dimensiones. Incluso los propios jugadores manifestaron su falta de interés, de acuerdo con varias encuestas realizadas sobre el tema.
Tomando en cuenta estos factores, el panorama del 3D en consolas luce bastante oscuro en la actualidad. Pero parece que para los PCs se abre una nueva y emocionante posibilidad, a través del dispositivo conocido como Oculus Rift. Y si bien la realidad virtual y las 3D no son precisamente lo mismo, comparten muchas similitudes.
Pero para que el proyecto Oculus Rift tenga futuro, el contenido es crítico. Y a diferencia de Sony, en este caso hay varios “pesos pesados” involucrados como Valve Software y Epic Games. A estos dos hay que sumarle la presencia del venerado John Carmack, quien también le dio su espaldarazo al proyecto.
La tecnología de Oculus Rift promete un grado de inmersión nunca antes visto. En comparación con la experiencia pasiva de sentarse frente al televisor mientras los objetos parecen salirse del marco, este dispositivo nos ofrece situarnos en medio de la acción. Pero parece demasiado pronto para aventurarse a afirmar que este dispositivo será quien cambie el panorama con respecto al 3D. Los antecedentes no son alentadores, pero por otro lado existe un público ávido de novedades y nuevas formas de interactuar con sus videojuegos. Si Oculus Rift llena las expectativas, podemos estar frente a algo verdaderamente revolucionario.