Revista Talentos

El G-77 y el nuevo tata Moisés

Publicado el 11 enero 2014 por Perropuka

El G-77 y el nuevo tata Moisés

Dando inicio a su mandato histriónico, perdón, “histórico”, al frente del G-77


En una estampa digna de una película de Cantinflas, el líder supremo del estado plurinacional fue proclamado presidente pro tempore  de la organización más plurinacional del planeta: El G-77, un exótico conglomerado de países subdesarrollados que actualmente alberga en su seno a 133 miembros, a cada cual más exótico y más transcendente que la isla de Perejil, de la cual se dice que una vez finalizado su proceso de separación del decadente reino español tendrá un sitio de honor en la organización, siguiendo la estela de las islas Vírgenes, el reino de Tanga, ups, quise decir Tonga, el atolón Bikini o lo que queda después de haber sido desgarrado por los ensayos nucleares de los yanquis.
Había oído de pasada este cabalístico nombre que más parece el de un grupo esotérico fundado por Madame Blavatsky. En un mundo inundado de tantos organismos que solo sirven para dar trabajo y viajes de placer a numerosos burócratas, me da pereza enterarme de sus fines (¿alguien recuerda al club de los Países no Alineados?) Así pues, este pintoresco - por lo inútil y colorido de sus afanes- club de repúblicas bananeras, cocoteras y arroceras del planeta que, según el lenguaje hipócritamente correcto propiciado por el primer mundo se hacen llamar pomposamente “países en vías de desarrollado”, ya cumple cincuenta años de trayectoria tan plana y tranquila como una playa polinesia. Considerando el medio siglo trajinado por esa difusa vía uno se pregunta cuándo va a finalizar el mentado desarrollo. A ritmo de caracol, quizá. 
"Para el pueblo boliviano, el 8 de enero de 2014 es un día histórico e inédito por confiarnos presidir y coordinar este año el G77", dijo Evo el Austero durante el acto celebrado en la sede de Naciones Unidas, satisfecho hasta el último pelo de su rebelde caballera, rebelde por doble partida. El chinchoso cabildeo de los embajadores de la UNASUR, la CELAC, ALBA y otros aliados finalmente rindió sus frutos para envanecer más la figura evanescente del ubicuo líder antiimperialista, desesperado por seguir transcendiendo mas allá de su revolución arcoíris. Como se sabe, a partir de su ascensión al poder, cada paso que da es histórico además de inédito, aunque sea sonarse la nariz en su camarote volador o meter un gol en cada cancha que inaugura. De ahí que el dato de que en 1990, el país ya presidió este organismo es mera anécdota histórica y no vale para los registros oficiales. Antes vivíamos en las tinieblas de la prehistoria hasta que llegó la luz y se inauguró un nuevo tiempo, una nueva era.
“Asumir la presidencia del G77 es una importante responsabilidad y estoy seguro de que la experiencia, las habilidades diplomáticas y el liderazgo de Bolivia ayudarán a consolidar y avanzar la agenda de este grupo”, afirmó el presidente de la Asamblea General, John Ashe, un burócrata más cenizo que el clima londinense, al tiempo que se ganaba con su zalamera bienvenida-muy de manual, eso sí- el agradecimiento eterno del reencarnado Pachakuti y de los espíritus tutelares que lo acompañan. Por lo pronto, la agenda ya reservó velozmente el compromiso de una nueva cumbre a efectuarse en junio en la tropical city de Santa Cruz de la Sierra, cuna de las reinas de Bolivia y de la mejor carne, capaz de competir con tierras gauchas. En esas condiciones, quién no quisiera ser delegado para viajar cada año a un destino exótico con la excusa de representar  a su país. Salvo la obligatoriedad de escuchar los monótonos y adormilantes discursos, lo demás sabe a paseo. Con todos los gastos pagados, qué privilegio.
Entretanto, ni corto ni perezoso, Morales, tan camaleónico como es, se transformó súbitamente en el patriarca Moisés, lanzando su decálogo de hipersabiduría para poner en cintura a todo el mundo, pecaminoso e inmerso en una ola de consumismo y sometimiento a las grandes potencias. Hacía falta la necesaria moraleja de la “reserva moral de la humanidad”, como lo pintan algunos emplumados, para reconducir el timón del barco sin rumbo en que se ha transformado todo el planeta. He aquí los 10 mandamientos que serán grabados en piedra para recordatorio de la humanidad entera. (Si esto no parece lenguaje cantinflesco, me hago evista al rato).
Las diez propuestas* Del desarrollo sustentable al desarrollo integral en equilibrio con la Madre Tierra.* Refundar la democracia representativa, participativa y  comunitaria que democratice la riqueza.* Los servicios básicos como un derecho humano internacional.* Descolonizar la economía, la cultura, los saberes, el mundo.* Erradicar el hambre de los países del sur con soberanía alimentaria.* Ciencia y tecnología al servicio de los pueblos y la humanidad para Vivir Bien.* Nueva arquitectura económica y financiera mundial frente a la crisis del capitalismo.* Soberanía de los pueblos sobre los recursos naturales.* Instituciones internacionales para los pueblos.* Integración complementaria y paz en las relaciones internacionales.

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