Después de escribir acerca de Caine, el niño que montó su propio recreativo con sólo 9 años, estaba obligado a hablar de William Kamkwamba, el joven de Malawi que rechazó su destino.
Malawi está situado en el suroeste de África, tiene el cuarto menor PIB per cápita del mundo, y su Índice de Desarrollo Humano y el Índice GINI, que mide la desigualdad entre los ingresos de la población, están en posiciones similares. Como no podía ser de otra forma, el acecho continuo del hambre y el sida sitúan la esperanza de vida en los 43 años (en España son 81).
Entre el año 2000 y el 2002 una prolongada sequía se ceba con gran parte de la población, que es incapaz de cultivar su cosecha. Con semejante panorama los padres de William no pueden hacer frente a su matrícula escolar (unos 60 €), y William tiene que dejar el colegio con tan sólo 14 años.
Las cosas se ponen tan difíciles que por aquel William y su familia sólo comía una vez al día, por la noche, una pequeñísima ración de una pasta de maíz.
Pero William se niega a aceptar el futuro que ve en esos secos maizales y empieza a combinar la recogida de la cosecha con su autoeducación en la librería local.
Estaba decidido a hacer todo lo que fuera posible para recibir educación.
Así, un buen día llega a sus manos el libro "Using Energy", que le descubre un nuevo mundo en el que la fuerza del viento sirve para generar electricidad y obtener agua corriente, dos lujos con los que no contaban en Masitala, la aldea donde William vive con sus padres y sus 6 hermanas.
Ni corto ni perezoso, y con lo poco que le permite entender su pobre inglés, William hace lo posible por descifrar los dibujos y esquemas del libro para replicarlo con elementos que encuentra en la basura. Lo que más difícil le resulta es conseguir 16 dólares para comprar una dinamo.
Dos meses después, y con poco más que los restos de una bicicleta y el ventilador de un tractor abandonado, William erige un molino de viento que genera la electricidad suficiente para alimentar cuatro bombillas y dos radios. Es el año 2002 y los vecinos se amontonan en la puerta de su casa para cargar el móvil.
Leí que un molino podía bombear agua y generar electricidad [...], lo que era una defensa contra el hambre que estábamos sufriendo en ese momento. Así que decidí construir uno.
El tiempo pasa y William construye más molinos para dotar de electricidad e irrigar los campos de todo el poblado.
Y llega 2006, año en el que un periodista de paso por Masitala descubre la historia y escribe un artículo que rápidamente obtiene una enorme repercusión en todo el país. Lo que lleva la historia a los blogs, donde se repite el éxito de difusión. Lo que lleva la historia a TED, organizadores de conferencias sin ánimo de lucro y de fama mundial, que le invitan a dar una charla en el evento que se celebra en Arusha (Tanzania) en 2007.
William, ya con 18 años, abandona por primera vez su poblado y conoce lo que es un avión, un hotel, un ordenador, internet, ...
En el evento, al que acuden varios inversores privados, la historia conmueve tanto que éstos se comprometen a financiar la educación de William.
Segunda aparición de William en TED (subtítulos en castellano)
William, que estudia durante unos años en Johannesburgo, acaba cursando sus estudios en la universidad norteamericana de Dartmouth, donde si todo va bien se graduará en 2014.
Mini documental de 6 minutos (aunque no sepas inglés merece la pena verlo)
En Tanzania descubrí internet y Google, y lo primero que dije fue: ¿dónde ha estado Google todo este tiempo atrás?
Pero la historia no acaba ahí, y es que tras su aparición en TED, William y sus molinos se convierten en un éxito mediático mundial e inmediato.
Ye existen un libro que recoge la historia con todo detalle, un blog (gestionado por su mentor en Estados Unidos) y se están recaudando fondos rodando un documental sobre su vida.
Además, la historia ha sido contada en "The Wall Street Journal", en el exitoso program programa televisivo , donde William ha sido entrevistado y también ha participado como conferenciante en la Feria Científica de Google.
William sueña con crear su propia empresa de fabricación de molinos para poder introducir en su mundo cosas que damos tan por hechas como el agua corriente, internet o la informática. Y dudo mucho que con esa capacidad para sobreponerse a las dificultades le espere otra cosa diferente que el mayor de los éxitos.
Quiero dar un mensaje a los africanos, y a los pobres, y a todo el mundo... cree en ti mismo y ten confianza. Pase lo que pase, no te rindas.
Me pregunto qué diría William si viera a los que se quejan de que las becas escolares se liguen al rendimiento académico, los que protestan de la falta de oportunidades laborales para los jóvenes y los que dicen que el éxito profesional depende los contactos que se tienen o la familia donde se nace.
También me pregunto que explicación le dan a esta historia los que aun dicen que el éxito y el cociente intelectual están más relacionados con las causas ambientales que con la carga genética.
Fuentes
Además de todos los enlaces del artículo también he extraído información de las siguientes fuentes:
Recuerda: para no perderte el próximo artículo, suscríbete a la newsletter, sígueme en twitter o en Google+.