En aquellos tiempos los barcos apenas cruzaban el estrecho de Gibraltar, así lo llamaban, el punto por donde se navegaba desde un lugar llamado Algeciras, aunque tal vez si decimos Cádiz os suene a los más mayores haberlo oído nombrar, o incluso hayáis estado en la playa por allí..hasta otro lugar llamado Ceuta.
Preguntad a Papa o Mama, donde están estos lugares, seguro que os asombrareis. Están cada uno en una punta y entre medias dos mares que se funden en un profundo abrazo el mar mediterráneo y el mar atlántico.
Pero !OJo! pertenecen al mismo país.
Pues bien, Como iba diciendo, en aquella época los periódicos eran escasos y la mayor parte de las comunicaciones entre personas eran por teléfono, pero pocas, y lo realmente divertido era escuchar la radio toda la familia juntos.
Así que hubo mucho, tal vez demasiado tiempo en que nadie supo nada del Gigante Botafuegos.
Sólo entonces el calor del sueño les hacía mantener la ilusión. Cada noche del 5 de enero los reyes magos hacían un largo viaje y en su camino dejaban juguetes a aquellos niños que se habían portado bien.
De repente un día se levantaron y no encontraron nada junto al hogar (la chimenea, para los más peques) y el disgusto claro, fue enorme.
No entendían que había podido ocurrir, hasta que salieron a la puerta de sus casas y un poco asustados llamaron a los mayores, algo muy muy malo debía haber ocurrido. El cielo no se veía, el resto de las casas habían desaparecido, ni tan siquiera el mar, sólo sabían que allí estaba por el ruido de las olas al chocar en la bahía.
Los padres enseguida se dieron cuenta de que aquello solo podía ser humo o niebla. Algunas veces había ocurrido el mar y el viento empujaban la niebla, las nubes y era difícil ver nada, pero nunca como aquel día.
Tardó varios días en desaparecer aquella tremenda humareda y entonces decidieron subir al monte para investigar que había ocurrido realmente allí.
Nadie volvió a subir en mucho tiempo a aquel lugar, pero todos entendieron lo que había ocurrido.
Los niños curiosos se asomaban a ver y pronto descubrieron que era gruñón y desagradable, odiaba la alegría y el ruido y no podía soportar la felicidad en que la aldea se sumía los días de navidad.
Las luces de las casas no podían vislumbrarse desde el cielo y los Reyes magos pasaban aquella noche justo encima sin saber que allí había muchos niños esperándoles.
María José Luque Fernández.
P.D.: Nos remontamos mucho tiempo atrás, en la España de aldeas, donde la gente vivía de los montes y del mar. Donde la gente pobre sin recursos hacía uso de historias para explicar sucesos o injusticias y terminaban convirtiéndose en leyendas transmitidas de abuelos a nietos. Su origen es una linda leyenda de Algeciras, donde cada cinco de enero los niños preparan latas y cuerdas y salen a la calle a realizar el "Arrastre" mucho ruido para reclamar la atención de los Reyes Magos de Oriente.