Leída en tres ratitos, “El gramófono” de Laura Tinajero (amazon.es) me ha entretenido, divertido, enganchado y asombrado durante toda “su escucha”. Posee una narración dialogada ágil y amena, de fácil comprensión para todos (algo de agradecer, después de algunas otras lecturas “clásicas”), que te atrapa y te obliga a seguir para averiguar cómo conseguirá Claudia liberarse de todas sus “manías”.
De final sorprendente e imprevisto (como a mí me gusta), la novela es un pulso emocional y lingüístico entre la alocada joven sevillana y su rígido terapeuta alemán. Dos formas de ser antagónicas, cuya relación se transforma a medida que las sesiones avanzan, registradas estas en el diario que conforma el libro. La descripción detallada y precisa de la Sevilla de 1928/29, a punto de exposición, me hace recordar pasajes relatados por mi propia abuela, una muchacha más de aquellos años, y me traslada a una época de luces y sombras, con unas costumbres que ahora mismo resultarían de obsoleta práctica social.
Hay que agradecer a la autora este nostálgico viaje en el tiempo, esta reconstrucción literaria y visual de una Sevilla pasada de siglo, y esta evocación (en tono de humor) de las mujeres que siempre han sido inconformistas con su situación -machista y por tanto injusta-, y que son las que han ido abriendo puertas para las que vivimos en la actualidad y en años venideros.
Muchas gracias, Laura Tinajero, por tu obra. Recordaré la melodía de tu Gramófono durante mucho tiempo…