El caballo galopa veloz, y parece que el jinete se dirige a un destino importante.
Un transeúnte le pregunta: “¿ Adónde vas?”, y el jinete replica: “!No lo sé! !Pregunta al caballo!”
Cuando se origina una tendencia instintiva de modo de proceder o un comportamiento que se repite de forma continua, se termina por crear un hábito.
Hay hábitos que se generan desde el esfuerzo y de manera consciente, y otros, que hemos incorporado en nuestra vida sin saber exactamente cuándo, dónde y cómo, los hemos recogido en nuestro camino.
Hablamos de hábitos saludables aquellos que nos aportan equilibrio y favorecen el bienestar físico y emocional. Y mencionamos por hábitos menos saludables los que limitan nuestras posibilidades de alcanzar plenitud y condicionan el comportamiento.
En un sentido elevado, el hábito es un don. Un regalo que nos permite evolucionar, ya que toda acción que se repite con cierta frecuencia agiliza el aprendizaje. Los hábitos que adquirimos con la práctica reiterada y que elegimos por voluntad propia, se agregan a nuestra personalidad aportándonos entereza y fortaleza, favoreciendo un estado de armonía y de superación que se incrementa a la hora de atravesar obstáculos, y nos encamina a la transformación de una mejor versión de nosotros mismos.
Para ello es necesario un despertar de la conciencia que determine en nuestra lista que hábitos permitimos que se desarrollen, y cuáles deseamos eliminar o no queremos que se instalen.
Toda etapa de cambio se inicia en el interior y para que se produzca una nueva dirección de conducta, actitud o comportamiento hay que tener en cuenta:
- Fase de Reflexión. Escoger el hábito que se quiera eliminar o modificar. Re-educar la mente leyendo, escuchando o buscar fuentes de información sobre aquello que nos interese cambiar. Abrir nuevos horizontes y expectativas.
- Fase Acción. Etapa de compromiso positivo. Realizar un plan de cambio que se adapte de forma personal a uno mismo. Elaborar lista de las razones por las que se quiere cambiar o eliminar un hábito. Decidir o establecer una fecha de inicio y preparar el entorno.
- Fase Mantenimiento. “Ser inflexible con la meta y flexible con los métodos”
- Fase Seguimiento: Buscar la forma de motivación para vencer las circunstancias. Mantener y enfocar mentalmente la dirección hacia el éxito. Si el esfuerzo es infructuoso, afrontarlo con optimismo y empezar de nuevo verificando dónde se falló.
La voluntad, motivación y la constancia son las llaves para mantenernos en la senda y avanzar hacia ese cambio que uno quiera lograr. Como dijo Heráclito: “Día a día, lo que piensas y lo que haces, es en quien te conviertes”.