Revista Diario
El hijo de la bestia y otros relatos de terror y sexo extravagante, de Graham Masterton
Publicado el 28 diciembre 2024 por Jimmy FdzBibliometro #66(6). Por supuesto que yo no tenía idea quién demonios es Graham Masterton, el escritor de El hijo de la bestia y otros relatos de terror y sexo extravagante, título que le dieron en español a esta compilación de quince cuentos publicados en diversas revistas a lo largo de un par de décadas. Masterton es un escritor británico que ha escrito ciencia ficción, terror, relatos de misterio y detectives, incluso dramas creo, literatura juvenil, etc.; en su página de Wikipedia podrán comprobar que su producción literaria es ingente y prolífica. Este libro apareció en mis recomendados de Bibliometro, y llamó mi atención, tanto por el título como por la portada, porque para qué negar que para ciertas cosas soy un hombre simple. En todo caso me había picado la curiosidad, así que le dimos una oportunidad. Todos merecemos oportunidades, dicen.
Primero que todo, cada cuento viene con una ilustración, y las ilustraciones están deliciosas y espectaculares. Dichas ilustraciones son obra de Rick Melton, horror artist como se define en su Instagram, especializado en obras gráficas donde se mezcla el terror con el erotismo: sangrientos monstruos y lubricadas mujeres desnudas, qué combinación. Solamente dejo seis ilustraciones acá porque todas sería demasiado y porque hay algunas que son muy explícitas, incluso aunque por acá seamos todos adultos y no nos escandalicemos fácilmente (pero no falta quien se pone a reportar a blogger y luego te empiezan a poner restricciones, que poco menos que somos un blog porno o algo así).
Algo que me gustaría comentar antes de entrar a reseñar cada cuento, es que no hay que confundirse. Acá tenemos un puñado de buenas historias que cumplen lo que promete el título de la compilación y su portada: sexo y sangre en grandes y explícitas dosis de WTF? Pero, como he leído en la contratapa, no estamos ante obras realmente provocadoras o transgresoras ni contestatarias.Yo personalmente no encuentro que estos cuentos sean provocadores. ¿Sexualmente explícitos? Pero claro. ¿Imaginativos y creativos? También, dependiendo del caso, con algunos cuentos realmente sensacionales. ¿Raros e incómodos según qué sensibilidades? No lo duden. Pero... ¿provocadores, transgresores?Para mí, el concepto de "provocación" en el arte no va por lo obvio, que para muchos sería simplemente romper ciertos "límites", normas o tabúes; en otras palabras, ofrecer imaginería explícita y no apta para todos los paladares. Para mí, en el arte, la provocación y la transgresión es más sustancial e ideológica, intelectual y ética, que una cuestión de estilización, estética y plástica. O sea que sí: romper moldes y traspasar límites, pero no precisamente en el plano visual. Así que puede que sea una definición apropiada de provocación y transgresión, pero no en este libro, cuyo "sexo extravagante" no es más que un conjunto de divertidas e inofensivas truculencias, pues, bajo esa apariencia de historias atrevidas o extremas, Masterton esconde una vena bastante moralista y aleccionadora, que sale a relucir en algunos cuentos de manera especialmente burda, obvia y sangrante. Y no deja de ser curioso porque puede que concuerde con varios valores de Masterton, en cuyas historias se infieren o interpretan apologías del amor libre, críticas a la anquilosada heteronormatividad en las relaciones emocionales y sexuales y románticas de las personas, críticas a las problemáticas de género y a las tóxicas y rancias ideas o modelos de anticuada masculinidad y feminidad, entre otros. El problema, como digo, es que aunque concuerde con sus opiniones, varios cuentos exhalan ese tufo moralizante y primermundista, es decir condescendiente y paternalista, que a mí siempre me mosquea, independiente de los ideales del autor en cuestión, sobre todo cuando ese moralismo se expresa de manera tan chapucera como por ejemplo a través de personajes que hablando o pensando empiezan a pontificar sobre esto y lo otro, en plan "antes me sentía miserable pero desde que descubrí X cosa ¡me siento mucho mejor persona y más cómodo conmigo mismo!". También me queda la potente impresión que el autor lleva la mezcla de horror y erotismo hasta ciertos extremos con la solapada intención de convencer al lector de lo sano y necesario de ciertas costumbres sexuales e interpersonales, como diciendo "todos tenemos derecho a ponernos juguetones y tal, pero si te pasas de la raya te puede salir caro, depravado". Entonces, más allá de excentricidades narrativas, ¿es realmente provocador un libro sólo porque, no lo sé, a una mujer le salga un monstruo de la vagina, para que luego se convenza de que es mejor no ser tan promiscua ni llevar una vida tan disoluta?Dicho todo esto, no me tomaría muy en serio estos relatos más que como muy bien logrados y llamativos divertimentos, ejercicios necesarios, sin duda, pero no por lo "transgresor" como por lo imaginativo, por lo desprejuiciado, por venir a decir, a pesar de todo, de que no es imposible escribir cosas raras rarísimas si así lo quieren, que se quiten de la cabeza eso de "¿me estaré pasando de la raya?", porque la respuesta es no: la historia te lleva donde te lleva, es de cobardes restringirse y censurarse. Valoro esta compilación por ese lado, por su atrevimiento creativo y argumental, estético incluso, no por ese ilusorio atrevimiento ético y moral, que como dije es puro humo.Tampoco esperen una escritura grandiosa, memorable o exquisita. No es gran literatura, y no porque sea de horror erótico o erotismo terrorífico (también me mosquean esas ridículas distinciones... ¿acaso no hay grandes cumbres de la literatura, así definidas por el mundo crítico y teórico, que sin embargo contienen en sus páginas toda clase de idas de olla de sexo y violencia?), sino porque la prosa de Masterton, que obviamente demuestra oficio y plena seguridad en su capacidad para contar una historia de manera solvente, carece de ese inefable e inasible halo mágico, poético, magnífico, esa capacidad para crear imágenes portentosas o dominar las palabras de tal forma que cada oración parece única e intransferible. Es común que las escenas de sexo sean descritas de manera muy similar en estos quince relatos, que los personajes tiren de manera similar, que los personajes femeninos sean prácticamente la misma copia en casi todas las historias (pechos enormes y bamboleantes, pezones que son como el pétalo caído de una flor, otra descripción repetida hasta el hartazgo). A veces estas historias no se diferencian del porno porque lo apuestan todo por el sexo en sí y sus argumentos son burdas excusas mal planteadas y narradas. ¿Se disfruta la lectura? Claro, si uno se deja llevar. ¿Te calienta? A veces sí, para qué mentir, sobre todo si te trae recuerdos. Pero la sensación al final es que Masterton se conforma con poco, con esa escritura rutinaria y calcada, y esa "provocación" de cartón, de segunda fila.Como sea, pasemos a los cuentos, brevemente.
Mecánico grasiento. Un relato simple pero efectivo, como una escena porno bien hecha: un oficinista llega a un taller mecánico ubicado en mitad de alguna carretera de menor orden, en donde atiende una despampanante y voluptuosa rubia, una perfecta mezcla de habilidad y conocimiento mecánico con una belleza y sensualidad sobrehumana, que para más remate sólo lleva puesto un pantalón de peto que apenas le cubre sus enormes y bamboleantes y bien bronceados pechos. Como digo, un relato que cumple lo que promete: sexo bien lubricado y grasiento, nada fuera de lo común pero tan básico que igual te atrapa, con un giro terrorífico intrascendente al final, pero qué importa, si la rubia nos deleitó con un espectáculo de aquellos. Quién no ha tenido una fantasía así, digo yo.
La Suite Nupcial. Acá tenemos un relato desaprovechado, que queda simplón e ingenuo, como escrito por un adolescente en crisis existencial, debatido entre si quiere ser una máquina sexual o un apaciguado hombre de familia. El caso es que tenemos a una pareja de recién casados que llega a un desvaído hotel en el cual las cosas no tardan en ponerse extrañas luego de una buena ronda de sexo matrimonial recién estrenado. La idea de fondo es interesante, eso de que una cama absorba hombres para luego tirarse a las mujeres que duerman en sus aposentos con la variopinta energía acumuada durante años, pero todo este argumento de los recién casados es tan plano, tan anodino, tan anecdótico, que le quita gracia a esa revelación. Débil, sería la mejor palabra para describir esta historia.
Lolicia. Acá la cosa se pone mejor, primero porque tenemos más mala leche, más genuina irreverencia a lo largo del relato. En segundo lugar, tenemos un argumento propiamente tal, con personajes bien definidos. Tenemos un verdadero conflicto en donde el sexo es capital, obvio, pero también parte coherente de un relato mayor, a diferencia de las dos historias anteriores en donde el sexo era la imposición y el argumento una excusa barata y garabateada a la rápida. Esto me hace recordar al bueno de King, cuyas novelas y cuentos destacan, como hemos señalado tantas veces ya, porque aúna a la perfección lo terrorífico con lo humano; si sus historias fueran sólo simples monstruos y sustos de manual, otro gallo cantaría. La misma regla aplica en este caso: los buenos cuentos de Masterton destacan porque no son únicamente sustos y sexo, sino porque además hay buenos personajes y conflictos que se desarrollan coherentemente a través de dichas extravagancias. En este caso tenemos a una pareja en crisis y a una estrella del cine que se entromete y somete a la mujer a peligrosas prácticas sexuales, provocando el rencor y unos deseos de venganza en el hombre, que hará todo lo posible para hacerle pagar a la estrella el mal cometido. En tercer lugar, el giro final es verdaderamente inesperado y te deja loco. Yo quedé genuinamente sorprendido, sin duda estamos ante uno de los buenos y mejores cuentos del volumen.
Heroína. Este cuento también es bueno, con buenos personajes, buen trasfondo y sexo bien escrito y justificado narrativamente. Pero además es un cuento triste, bellamente triste, tristemente bello y trágico, incluso poético, LA excepción de esta compilación al respecto. Podría describirse como una historia de fantasmas en donde el horror proviene de los humanos, no de lo sobrenatural. Nos cuenta la historia de un soldado estadounidense destinado en Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial, que conoce a una hermosa muchacha en una de esas tabernas de pueblo, con la que conecta inmediatamente y tiene un encuentro único y memorable, antes de que ella deba irse a otra ciudad, quién sabe si para siempre. Aunque no dejarán de verse, porque su unión se verá imbuida de misticismo y del horror de la guerra, de los hombres...
El escarabajo de Jajouka. Este cuento me fue ganando y convenciendo a medida que avanzaba. Al principio lo consideraba una burda tontería, con un par de, no lo sé, entomólogos o investigadores que recuerdan la vez que les dio por averiguar sobre el mítico escarabajo de Jajouka, también conocido como el escarabajo-pene. Sin embargo, debo decir que la aventura que emprenden para encontrar a semejante criatura se pone cada vez más interesante y, sobre todo, cada vez más deliciosamente depravada, en tanto se dice que el escarabajo es conocido por sus propiedades para elevar el placer sexual en los humanos. ¿Cómo? Bueno, el procedimiento, digamos, tiene sus particularidades un tanto peligrosas, peligros que los deseosos investigadores están dispuestos a enfrentar con tal de experimentar de primera mano las supuestas propiedades potenciadores del escarabajo. ¿Alguna vez se han hecho exámenes preventivos de ITS? A mí me recordó a aquel en el cual te meten un cotonito por el agujero del pene, o como diría un compañero de trabajo mientras era bartender, "al Jimmy lo culiaron por la tula". Claro que con el escarabajo de Jajouka la cosa es más extrema aún.
Camelot. Un cuento que intenta mezclar lo sexual con la mitología artúrica, al parecer. Es una nadería. La historia en sí misma es plana, el sexo es repetitivo, los personajes son tan complejos como una figura de acción, el escenario en que se sitúa todo es una ridiculez... Una mujer queda atrapada en un espejo, su marido hará todo lo posible por rescatarla. Y digo yo, si en ese mundo se sabe que los espejos son peligrosos y pueden atraparte dentro de sus mundos, ¿para qué demonios comprar espejos en tu casa?
Objeto sexual. Es una historia relativamente interesante, al menos en su premisa, pero también es una superflua nadería, un anodino delirio de grandeza, quizás la pieza más moralista y aleccionadora de todas, la que de manera más obvia ensaya eso de "está bien que tengamos nuestras excentricidades pero oye, algunas cosas son demasiado". Una mujer acude a un médico cirujano porque está en una crisis matrimonial que pretende salvar insertándose una vagina extra. ¿El médico accederá a semejante procedimiento? ¿Al marido le gustará una esposa con dos vaginas? ¿Será suficiente? ¿Cuál es el límite ético y médico para profanar el cuerpo humano en pos de la búsqueda del placer y de las diversas expresiones de la sexualidad humana? ¿Qué personaje vendrá a insertarnos sus reflexiones morales? ¿Por qué sigo haciendo preguntas?
El sustituto. Acá sí tenemos un buen cuento, en donde lo erótico no sólo está muy bien logrado (la manera de describir y transmitir el deseo que sienten los personajes, esa construcción de un clima de erotismo y excitación, por ejemplo, destaca notablemente) sino que es parte coherente del argumento, que trata sobre un hombre de familia haciendo negocios en una ciudad lejana, que conoce en un hotel a una mujer de la que se enamora de inmediato, una mujer de una belleza sinigual. La mujer le habla de vuelta y comienzan algo, pero no todo es tan hermoso como aparenta, en tanto ese enamoramiento puede que sea más peligroso de lo inicialmente previsto. A mí me ha gustado el juego de espejos que propone esta historia. Tiene algo moralista, es cierto, pero también es cierto que también destaca su atmósfera evocadora, algo amarga, que desprende cierto hartazgo existencial traducida en crisis de identidades, en no saber quiénes somos, a dónde vamos, qué queremos de la vida. Es decir, esta historia es una alegoría que trasciende lo moralista y adquiere tintes filosóficos incluso, como si fuera el desencantado retrato del gris hombre moderno, tan consagrado en cuerpo y alma a cumplir su rol institucional que inevitablemente todos los hombres terminan siendo el mismo hombre, la misma cáscara intercambiable sin alma, porque el alma... bueno, tendrán que leerlo.Me ha gustado bastante; como diría King, es una historia con resonancias, y estoy seguro que se le pueden encontrar más capas todavía. Andaba inspirado el autor en este relato.
Picnic en el Lac Du Sang. Acá tenemos otra muy buena historia, esta una de mis favoritas, en donde el autor se las trabaja para crear, además de una atmósfera como hipnótica y eléctrica, todo un fascinante trasfondo para los hechos, que en principio parecen de lo más pedestres: dos amigos que van a una casa de putas a disfrutar los placeres de la carne, lo cual hacen, aunque uno de los dos amigos, más pretendidamente escrupuloso, se fija en algo bastante peculiar de las niñas que atienden: son muy jóvenes, apenas mayores de edad. Como le parece que hay gato encerrado, el hombre, que a pesar de sus escrúpulos de todas formas se beneficia a su retoña regalona, intenta descubrir qué demonios esconde la madame, de lo cual termina enterándose de la peor manera posible para él y su favorita. Si les recuerda a "Picnic at Hanging Rock", de Peter Weir (o a la novela en la que se basa), es por algo, je, je...
El Shih Tan Secreto. Otro fascinante cuento en donde lo sexual es uno más de los ricos ingredientes que componen esta pieza. El protagonista es un reputado chef, el cual desea y desea con todas sus fuerzas superarse en la cocina, llegar a preparar el mejor plato de la historia, un plato que cause tanta felicidad como placer a quien lo pruebe, un plato inolvidable que marque un antes y un después. En esas está, en su ajetreado día a día de chef, cuando a su vida vuelve a aparecer el fantasma del Shih Tan Secreto, un mítico y legendario libro del que había oído en su juventud, del cual se dice que contiene recetas de platos impensados y extremos, recetas que desafían toda moral, toda humanidad, pero que son verdaderas delicias que sólo los chefs más valientes y talentosos pueden preparar. Pero... ¿será real? Y si lo fuera, ¿se atrevería a preparar una receta de sus infames páginas?Aunque su final, con un giro reivindicativo demasiado pueril y forzado, viene a confirmar que de provocador por acá no hay mucho, sólo truculentos efectos mayor o menormente afortunados, el cuento a grandes rasgos es satisfactorio y capta tu atención de inicio a fin, gracias a sus capas argumentales que orgánicamente construyen el conjunto.
Rococó. No es un mal relato y aunque es bastante legible, o mejor dicho predecible en lo que ocurre, no deja de ser lo suficientemente jocoso y divertido, pero poco más. Resulta que una exitosa mujer, hermosa y brillante en lo profesional, de repente ve cómo un hombre misterioso pero de buena apariencia comienza, así de buenas a primeras, sin razones aparentes, a agasajarla con carísimos y lujosos objetos que ella inevitablemente acepta, lo cual termina siendo su perdición. ¿La belleza como maldición? Creo que por ahí va la cosa. Con todo, el revelación/explicación final es una auténtica estupidez.
Epifanía. No es el relato más imaginativo pero eso lo compensa con un erotismo bien descrito y escenas de sexo que al menos no se sienten tan repetitivas. Una mujer asiste a una exposición fotográfica, en donde se ve cautivada por uno de los retratos del artista, en el cual está fotografiado un chico filipino o algo así que vivió como toy boy de una anciana francesa. Digamos que la protagonista se ve tan cautivada que comienza a tener fantasías con el chico del retrato, lo cual podría poner en peligro su relación de pareja con un hombre bastante pacato y cerrado de mente. De este cuento se pueden sacar varias interesantes lecturas, como eso de que todos somos egoístas y no nos gusta compartir nuestros juguetes (o fantasías), que todos somos muy abiertos de mente hasta que dicha apertura se mete en nuestra cotidianidad, qué sé yo. Lo cierto es que, como digo, siendo un cuento de fantasías eróticas, que como no podía ser de otra manera tienen un giro sangriento, lo hace bastante bien describiendo dichas fantasías.
Sufre Kate. En este libro hay cuentos en donde las prácticas sexuales pueden ser extremas, incómodas, depravadas, qué sé yo, depende de cómo lo vean ustedes. En cualquier caso, más allá de escarabajos metidos en el conducto uretral y esas cosas, los cuentos anteriores eran más que nada divertidamente creativos, si acaso en un par de casos sorprendentes. Pero Sufre Kate es un cuento que me pareció perturbador, con una atmósfera bastante pesada y sombría, incluso malsana y ominosa, muy bien lograda por lo demás, con descripciones y recursos narrativos que superan con creces la media de los demás cuentos. La historia la cuenta un periodista y tiene que ver con su mejor amigo de la infancia, un muchachito aficionado a la asfixia erótica. Básicamente, nos cuenta cómo, a medida que va creciendo, haciéndose hombre y adulto, la práctica de la (auto)asfixia del muchacho se hace cada vez más peligrosa y extrema, llegando a mórbidos y grotescos espectáculos de humillación y degradación, todo por el placer maldito que lo marcó desde niño. La búsqueda del placer definitivo y el protagonista, testigo desgraciadamente involuntario en la evolución de su amigo. Me atrevo a decirlo: mag-ní-fi-co cuento. Intenten leerlo así suelto, quizás se encuentra por ahí en internet.
El hijo de la bestia. Es curioso, los mejores cuentos, al menos los más completos y "complejos" en términos argumentales y narrativos son aquellos en donde lo sexual no son meras escenas de cama más o menos extravagantes. En este caso tenemos un relato detectivesco sobre una policía encargada de investigar un brutal caso de violaciones-asesinatos en serie de un bastardo cuyas víctimas siempre son mujeres embarazadas. Aunque el asesino es descuidado y chapucero, eyaculando pistas por doquier cada vez que actúa, no hay reales indicios de por dónde atraparlo; los policías, la protagonista, parecen estar acorralados en un vergonzoso callejón sin salida. Hasta que se abre una posibilidad cuando la visita un viejo alemán que llega con extrañas historias de, ejem, experimentos sobre mezclar especies, humanos y animales. Mucho más no les puedo decir, pero quizás, por el título, intuyan por dónde van los tiros. El cuento se resuelve, eso sí, de la manera más esperable y previsible posible, pero oigan, como relato detectivesco-policial tiene su atractivo y sus bien logrados méritos.
Sepsis. Intrascendente pero solvente cuento sobre una pareja que se ama demasiado, tanto pero tanto que dicho amor se transforma en una cosa peligrosa, malsana, monstruosa, letal. Todo se va al diablo cuando el gatito de la pareja, que según ellos representaba el amor que se profesan mutuamente, desaparece y ellos se quedan sin nada simbólico que represente su unión amorosa. Quizás en manos de Stephen King este cuento habría quedado un poco mejor, un poco más brutal, más clínico, más complejo y más observador, más inteligente, pero así como quedó al menos funciona para pasar el rato. Digamos que aprueba con lo justo, pero aprueba. Ah, y está claro que intenta aleccionarnos sobre eso del amor obsesivo y tales cosas; sobre lo oscuro del amor por sobre todas las cosas, pero, tal como en la mayoría de los cuentos de acá, la historia, sus imágenes y metáforas, resultan demasiado esquemáticas, simplonas y hasta conservadoras en cierto modo, como un viejo ladino riéndose del entusiasta noviazgo de su hijo/ja.
Así las cosas, como ven, tenemos un conjunto de historias que, salvo contadas y honrosas excepciones, se podrían disfrutar si las tomamos así muy por encima, como pueriles extravagancias, y eso si nos ponemos muy indulgentes y generosos, pues si nos ponemos algo más críticos y serios, que no sé si sea lo más recomendable habida cuenta del producto que tenemos entre manos, veremos que debajo de tanta parafernalia y "provocación" hay una pluma, una mirada más conservadora de lo que aparenta, bastante calculada y teledirigida en su retrato supuestamente celebratorio y apologético de diversidades, minorías, etc., lo que queda evidenciado en alegorías y metáforas no sólo pobres y planas en lo literario, sino que bastante anticuadas en términos, no lo sé, sociológicos o psicológicos. Ya saben: que tus fantasías te pueden devorar, que mucho placer te puede hacer explotar, que el amor es una puerta a la dimensión de la locura, que abrir la mente está bien pero que mucha apertura te puede volver loco y freír el cerebro... Solamente les recomendaría de verdad, porque de verdad tienen una calidad reconocible, Sufre Kate, Heroína, El Sustituto, Picnic en el Lac Du Sang y Lolicia, y en menor medida, así en modo mención honrosa, Mecánico grasiento, El hijo de la bestia, Epifanía, El Shih Tan secreto y mi mayor placer culpable: El escarabajo de Jajouka.
Como vemos en la vergonzosamente desordenada ficha bibliográfica de este ejemplar, El hijo de la bestia y otros tal parece que llegó este año a los estantes bibliometruscos, siendo prestado en once ocasiones, si bien hay cosas raras, como siempre: aparte de la fecha estampada dos veces, hay tres fechas que no me cuadran: ¿devolver un 6 de noviembre, luego el 8, luego el 11? Insisto, no sé qué demonios hace esta gente a veces con los libros, pero parece que yo nunca soy beneficiario de eso, ja, ja... Que se pudran.