Revista Diario
He sustituido el guardián de tus ojos por el hombre del saxo que vela con una melodía muda las horas de la noche y el espacio del sueño. Abrí las manos y contemplé la nada, ese vacío que los años quieren dejar por si acaso quedan dudas del pasar de la existencia. Y observo las manchas del tiempo plasmadas sobre la pared y los restos del recuerdo acuden al calor del cuerpo que los piensa. Cuánto ha pasado desde el día de la gloria. El solar del lenguaje fue anegado por la borrasca. En las luchas se ha perdido un viejo lote de palabras y a la deriva viajan por un mar que apenas logro aprehender con la mirada. La piel pierde su olor a tiempo de gozo y sus poros se jactan de mezclas de higiene, de humo de horas y tabaco, de vaho de olla a presión y pringue humana. La asepsia implanta su dominio aunque la pasta dentífrica no elimina las caries del alma.
Agosto 2005