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Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.
Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron. También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas, lo feliz.
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¡Digo que el hombre debe serlo!
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(Aquí yace un pájaro.
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Una flor.
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Un violín.)
(“Epitafio”, primer poema de su primer libro, Violín y otras cuestiones.)