Las malas lenguas decian que habia sido un alto ejecutivo de mente preclara y un futuro prometedor. Tenía mujer e hijos, y la vida parecia sonreirle. Dedicado en cuerpo y álma a su profesión, se le olvidó lo importante. Sus muchas responsabilidades le llevaron a robar horas a su vida familiar, y su sabia inteligencia le fue apartando de los que le amaban.
En su ajetreada vida no tuvo tiempo de darse cuenta de que su mujer hacía tiempo que no le buscaba con la mirada, que apenas sonreia cuando le veia llegar, que su corazón estaba muy lejos de allí.
Hasta que un dia se dió cuenta ya tarde que se había enamorado de su mejor amigo. Cuando les descubrió juntos no pudo perdonar la infamia y no dudó en cometer un horrendo crimen intentando salvar su honor.
La justicia le impuso el castigo merecido y durante muchos años se vio privado de libertad.
Cuando de nuevo pudo ver la luz del sol, era otro hombre distinto al que habia sido siempre.
Se refugió en un rincón del pirineo catalán y se dedicó a cuidar ovejas. Intentaba poder olvidar su tremendo pasado y de alguna manera encontrar la paz.
Nunca lo consiguió. Desde entonces los que conocen su historia le miran con pena, y se atreven a decir que era tan listo que se pasó de rosca. Queriendo dar a entender que muy bién no anda, que su mundo no es el mundo real, y la sabiduria popular se atreve a diagnosticarle un puntito de locura.