El horizonte de la visera
Publicado el 14 diciembre 2015 por MmechiPensar cómo hacer para no sentir al aire humo o que todas las calles son parecidas, que las puertas siempre son construidas, que los muros florecen cuando no vemos, que el arcoiris aparece un poco después de la lluvia y a veces se ve tan claro que uno lo sigue viendo aunque no esté. Algo así como buscarle el agujero al mate. Porque si las uñas siguen creciendo y hay que cortarlas, si la puerta está cerrada y hay que abrirla, si el hueco se hace grande y hay que llenarlo, cómo hacer para que detrás de la puerta, de las uñas, del hueco pueda haber otra cosa que no sea la esperada; cómo transfigurar el hay que en ¿qué hay? No hay tiempo que no apure el paso. Más bien que el dolor pase desapercibido en pelo atado, en zapatos lustrados con cordones, en mensaje de texto, en sentidos confusos, que confunden, el sentido; en puntos, en comas. En música que nos haga sentir que afinamos con el mundo, con el más allá que explique el más acá, con magia que dé realidad, con realidad sin tierra que nos entretenga un poco al fin y al cabo para que nos evite pensar por qué el dolor nos pone esos límites para reinventarnos cada día, aunque sea un ratito.