No se esperó al último segundo del último día del "trade deadline". Carmelo Anthony será un "knick" en unos días. Falta la concrección técnica de ciertos detalles, lo que se suele decir en estos casos, y que se consuma el tiempo establecido para que los jugadores implicados en un traspaso puedan vestir sus nuevas camisetas.
Se deja atrás un reguero de especulaciones que iba ya para siete meses, justo cuando Melo decidió que no quería seguir en los Nuggets. Los acercamientos a los Nets eran más que una realidad, pero no fructificaban por la negativa de Anthony a jugar allí.
Como todo "trade" de entidad, una vez cristalizado tiene que pasar por el filtro de la contestación pública, del aficionado y de los medios de comunicación. Si uno repasa la esfera Internet, se puede encontrar con opiniones tan distantes como la relación entre el propietario de los Knicks y su hasta ahora director de operaciones, su general manager.
James Dolan surgió de la oscuridad mediática para convertirse en interlocutor y artífice de un intercambio que puede pasarle una costosa factura inmediata. Al ritmo que circula la NBA, lo de los pagos aplazados no se ve. Desmantelar un equipo en auge y tener en contra a la dirección deportiva no es la mejor receta en un proyecto que cambia una tranquila aceleración por una velocidad inquietante.
Los Nuggets se llevan a cuatro jugadores de los Knicks, incluidos el base Felton (con una temporada excelente a sus espaldas), el prometedor Gallinari (foco de atención de la extensa colonia italiana y atractivo para los europeos), el buen tirador Chandler y la incógnita de futuro Mozgov. Quizá demasiada carga la que pone encima de la mesa New York. A los Knicks llega un veteranísimo Billups, y los jugadores de banquillo Shelden Williams y Anthony Carter. Balkman revivirá su segunda etapa de "knick".
Paralelamente los Knicks se han hecho con el swingman de los Wolves Corey Brewer a cambio de Anthony Randolph y el voluminoso contrato del olvidado Eddy Curry.
El impacto de Melo en el Madison se verá en breve. Le ayuda en la tarea sin duda la compañía de Billups, pero habrá que ver cómo reaccionan Stoudemire y D´Antoni. El coach tendrá que reconducir la dinámica de un equipo en franca progresión para aglutinar el juego entorno a dos gallos.
En cuanto a las consecuencias inmediatas, está claro que Amar´e sufrirá la carencia de jugadores altos. El ruso Mozgov iba adquiriendo un mayor protagonismo en la rotación, e incluso disfrutaba de minutos de calidad. Ahora el juego en la pintura se queda resentido de forma muy peligrosa. Shelden Williams no ha respondido a las oportunidades que le brindaron las lesiones de los pívots en Denver a principio de curso, y su papel ha quedado en la marginalidad conforme avanzaban los meses.
La distribución del balón de Billups será más importante de lo que parece, ya que las líneas de ataque dejan de ser difusas y repartidas como hasta ahora para centrarse en dos focos. Billups será el tercer espada.
Se sustituye a un alero anotador, Wilson Chandler, por un jugador con escasas prestaciones ofensivas como Brewer. Se cambia futuro por tipos con más pasado que presente, salvo Anthony.
En verano habrá que hacer más de un retoque para acondicionar una plantilla con pocas garantías de éxito en playoff. Faltan jugadores de nivel y lo notarán. Si no hay "lockout", New York se paseará por el mercado para convencer a otro gran talento. Su futuro depende de ello.