Magazine

El imposible olvido (canciones para la BSO de una vida, track 14)

Publicado el 11 marzo 2013 por Tarrou

Esta es la canción más hermosa del mundo. La estaba oyendo, y pensé que quizá podría tratar de escribir algo, y compartirlo, bajo su hechizo. Por supuesto, ella no tiene culpa de todos los defectos que tendrá lo que viene. Espero que os guste :)

Ahora lo sabía: Siempre lo había querido. Años antes de arruinar sus días, gastaba el tiempo construyendo orfebrerías con las que engalanar casas de alcurnia, fiestas y mansiones de lóbrega suntuosidad. Pensaba, absorto en sus minuciosidades, que su destino no le importaba. Y fue olvidando o aplazando su condena. Un día (¿qué fue?, ¿un comentario, una asociación inconsciente, un giro del destino?) la herida se abrió, y manó culpa negra y torvos sentimientos. Un ángel vengador se instaló sobre el dintel de su puerta, y aunque trató de seguir con su vida cotidiana, de repente resultó claro que siempre había sido imposible.
No dejó nada atrás. Eligió para su partida un día ventoso de otoño La noche anterior, sin luna ni nubes, condujo breves minutos y después erigió una hoguera en la llanura desolada que cercaba su casa, pretendiendo que las cenizas fueran lejos y se posaran en inmensidades donde su tormento fuese ignorado o vano. Los recuerdos iluminaron su cara, y el calor del fuego lo consoló. Dudó si dejar el coche y volver andando a casa, pero al final decidió abandonarlo frente a su hogar, no allí.
El amanecer azuló colinas y alumbró su indiferencia, coloreó su vaho estremecido; él sonrió con sus labios resecos. No había podido dormir por la noche, así que se retrasó hasta que el sol estaba alto sobre el horizonte. La carretera perdida que quizá le condujera a una respuesta, los fantasmas familiares de hace años, sus pruebas...todo ello cargaría, y cargó, sobre su espalda envejecida en cuanto dio el primer pasó. Si él hubiese escrito su historia, diría que no miró atrás. Pero lo hizo, y sintió deseos repentinos de refugiarse en su casa y no salir ya nunca. Pujando contra ellos, la perdió de vista. Se sucedieron los días. El sol amarilleaba rastrojos, cuarteaba las tierras secas y perlaba su frente. El tiempo, el camino, los recuerdos, los deseos, un delirio de soledad le hicieron pensar en obsesiones de un verdadero encuentro y promesas de una factible redención. Pero el camino era largo, y las noches frías. Cuantas veces el viento derramó su acero pálido contra su esfuerzo. Cuantas un demonio interior se burló de su propósito y cuestionó el amor que pensaba que lo había impelido a partir.
No tengo nada, y ya nunca tendré nada, pensaba. El camino es oscuro. No sé si me quedan muchas fuerzas. Y me siento solo. Ni el rumor del agua, ni la agitación del viento o la caricia de la nieve me han acompañado.Pero ahora sé que no me arrepiento. Hice bien en partir, y mi alma no se encuentra abatida. Estoy cansado, y me hundo lentamente, pero sólo siento aprecio por todos los que fueron conmigo. Y un inmenso pecado que el tiempo no borrará, pero dormiré en paz. 

Pero los recuerdos son a veces más persistentes que la voluntad, y muchas veces dolieron como puñales. Los detalles se deformaban, y variaron sus concreciones. El deseo, la ira, la discusión, la crueldad gratuita, la estupidez de rechazar un futuro...todo ello permaneció. Hubo una guerra, y los hermanos se levantaron con furor asesino. Cualquier rencor sirvió a los propósitos criminales, ebrios de triunfo. Denunció a su propio hermano, furioso contra una mujer. Se arrepintió enseguida, pero ya no sirvió de nada. Y el sonido de un motor arrancando en la noche para alejar a un montón de condenados lo destrozó todo. Eligió vivir lejos de los hombres, porque prefería la soledad al desprecio.
Llovía copiosamente cuando vio a lo lejos un perfil similar, recortado contra el cielo. Apenas había cambiado nada. Una gran alegría y una gran opresión nerviosa en el pecho lo acompañaron durante su acercamiento. Contempló la espadaña de la modesta iglesia. La cancela gimió lastimosamente, la lluvia repicaba en las losas. Unas flores resecas que la lluvia apenas pudo revivir antes de ser arrancadas apresuradamente se posaron sobre la hierba húmeda, con dolor, con ansia, con versos semiolvidados, con liberación y horror infinito, con consolación en la vista de un poniente despejado donde no habría más lágrimas, su culpa fuera expiada y llegara la hora de la reunión y la paz definitiva. Sus rodillas maltrechas se posaron sobre la tierra, besó el mármol frío y miró cada relieve y detalle de la inscripción de la lápida. Sus ojos entornados viajaron hacia otros tiempos, quebró la piedra que lo había endurecido y hecho malgastar su vida en la sequedad de los infelices, y viajó a través de las lágrimas, sombrío y eufórico hacia su inocencia perdida, sus recuerdos felices, sus anhelos cercenados por el poder del rencor, volvió a ese lugar, viajó entre nubes, hasta volver a sentir hasta la misma médula latente de su amor recobrado.
Y llegó a mí.
El imposible olvido (canciones para la BSO  de una vida, track 14)

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog