El Infierno de Gabriel

La manzana es el símbolo del pecado original. Simboliza lo prohibido, lo que no debe ser tocado, lo que no debe ser probado, lo que no debe ser sentido. Muchos libros han recurrido a este motivo y pocos han sabido plasmar con tal exactitud lo que supone el camino hacia tentación. Esencia nos muestra una historia totalmente diferente a lo que en estos momentos estamos leyendo. Lo que más me ha tentado es la elegancia de las palabras y la gracia del escrito. Es una tentación, algo que no debe ser probado a no ser que quieras caer en el más absoluto infierno. Pero creedme cuando os digo que este infierno es muy diferente, os tentará, os seducirá y no podréis dejar de leerlo. Dante era su obsesión, su pecado lo hizo el suyo, y nos arrastró a todos a la más absoluta perdición. No tengáis miedo y sucumbid al Infierno de Gabriel.
Pensaréis que no tengo criterio, que siempre me dejo guiar por mis sentimientos y no por el rigor de lo que se supone que es un buen libro. Pero creo que un blog es concebido para plasmar los sentimientos que te provocan los libros, quizás por eso mis notas estos días estén siendo tan altas. Está empezando mi año de lecturas y he de decir que por ahora he tenido mucha suerte, en este caso voy a hablaros de una historia seductora, que pese a que muchas pensaréis que sigue la línea de la aclamada 50 Sombras, nada tiene que ver. Con Grey hablamos de sexo. Una relación intensa donde los protagonistas descubren y solucionan sus problemas de una manera primaria, carnal y muy excitante.  Aquí hablamos de erotismo, el difícil juego de la seducción. Un arte que pocas personas controlan, un juego intenso y peligroso que puede dar excelentes frutos si se perpetra paulatinamente y se conoce a tu presa amorosa. Gabriel Emerson es una autoridad en Dante y Julia Mitchell una de sus alumnas más aventajadas. De esta historia que habla de amor, seducción, perdición y redención, hacen  la suya propia. Una tentación llevada a la actualidad donde nuestros protagonistas deberán pasar por todas esas fases. Una relación tormentosa, un deseo carnal, enfermizo y obsesivo que llevado a buen puerto puede suponer el mayor de los placeres. Sylvain Reynard, ahora es mi Gurú en lo que a erótica se refiere. Un hombre ha sido capaz de meterse en la piel y en la mente de las mujeres. Lo que algunas esperan de su hombre,que las seduzca de manera paulatina pero constante. Un plato que se cocina a fuego lento y con un control constante. Que si se descuida puede echarse a perder y pude acabar quemándonos a nosotros mismos. La sensibilidad de este autor, el símil con la obra de Dante, pese a que se permite ciertas licencias, creo que ha supuesto un gran descubrimiento  en mi andadura lectora. Su pluma es vivaz, seductora, más que leer parece que te esté susurrando una historia que si por algo destaca es por una trama bien argumentada. Julia es un personaje humilde. Quizás sea cierto que parte de una base algo típica; chica atormentada y acomplejada que partiendo de una base bastante humilde, tiene que ganarse con su esfuerzo su posición en el doctorado.  Su prototipo de hombre es una idealización de un recuerdo, y una huida de su tormentosa relación anterior. Gabriel es un treintañero, un hombre interesante y que está en la flor de la vida, pese a que es mayor diez años que nuestra protagonista, no se priva de ningún deseo que se le antoje, aunque ello suponga un castigo para él. Cuando profesor y alumna se encuentran, somos participes de la historia de Dante, un amor cortés, una idealización llevada a la actualidad, donde los placeres carnales se entremezclarán con los sentimientos de nuestros personajes y su manera de ver el amor, el deseo, y la redención. Gabriel destaca. Eclipsando incluso al mismísimo Grey, pese a que se asienta también en los estereotipos de  hombre atormentado y oscuro. Pese a todo, la manera de tratar con bastante animadversión  a la protagonista, en un momento clave de la historia cambia el chip y empezamos a ver a un amante atento, anhelante de la belleza, la pureza y la inocencia que le proporciona Julia. Algo que  no me ha gustado del libro, es la fragilidad de la protagonista. Es un ser muy acomplejado, que prefiera agachar la cabeza a  reclamar sus derechos, quizás intente emular a la amada de Dante, pero en una sociedad como la actual, esos vicios quedan bastante mal. Su vida no ha sido fácil, eso es cierto, pero curiosamente esa fragilidad de Julia es la que permita que veamos los momentos brillantes de Gabriel, que la venera e idealiza como si de un ser superior se tratara. Quizás vemos también algo de ideología por parte del autor, y eso no me ha terminado de gustar. La ultimas páginas supondrán el particular éxtasis del lector/a ya que veremos una faceta del sexo y el erotismo donde el culto a la mujer es la baza principal, hedonismo en estado puro y llevado con maestría. El Infierno de Gabriel es hasta ahora sin duda, el mejor libro erótico que he leído este año. Los hombres tenemos ese punto de sensibilidad  y Sylvain lo ha demostrado con una historia totalmente tentadora.