El dr tomó su baño matutino como cada día, la mañana especial donde pisaría la delegación municipal. Pensó en sus padres, en el orgullo que tendrían si no hubieran caído bajo esa cosechadora. Sin engominarse, apurado para estar en horario para la ocasión, abrió la heladera buscando manteca. Olvidó tanto la gomina como los mocasines. El patadón que le pegó la Siam aún retumba en los corazones de quienes pusieron su voto en búsqueda de cambio. Muchos sospechan de Pignataro, otros creen que fue un bobazo, algunos un suicidio, las viejas sospechan de su hermana. Yo creo que su deceso fue lo mejor para el pueblo, un tipo tan imbécil como para abrir la heladera descalzo merece morir.
El dr tomó su baño matutino como cada día, la mañana especial donde pisaría la delegación municipal. Pensó en sus padres, en el orgullo que tendrían si no hubieran caído bajo esa cosechadora. Sin engominarse, apurado para estar en horario para la ocasión, abrió la heladera buscando manteca. Olvidó tanto la gomina como los mocasines. El patadón que le pegó la Siam aún retumba en los corazones de quienes pusieron su voto en búsqueda de cambio. Muchos sospechan de Pignataro, otros creen que fue un bobazo, algunos un suicidio, las viejas sospechan de su hermana. Yo creo que su deceso fue lo mejor para el pueblo, un tipo tan imbécil como para abrir la heladera descalzo merece morir.