Rasgo principal: como no escucha bien ha desarrollado una gran habilidad para interpretar las palabras que de tu boca salen.
Tú le dices: «haz una ensalada». ¿Qué cree que le dijiste?: «ensucia tres cuchillos para cortar la lechuga, y cuatro cacerolas para hervir un huevo. Deja toda la mesada/encimera llena de pequeños trozos de verduras crudas, si puedes desparrama zanahoria rallada o cubitos de tomate sobre las baldosas, pues me encanta barrer».
Tú le pides: «recoge la mesa cuando termines de almorzar». ¿Qué interpreta él?: «no muevas un cubierto, no te preocupes mi príncipe hermoso, que ya lo hago yo, pues adoro hacerlo por ti».
Tú le suplicas: «levanta tus calzones del suelo». ¿Qué entiende él?: «deja toda tu ropa interior, y la exterior también si no te requiere mucho esfuerzo, por toda la casa; cuantas más sillas ocupes con tu ropa sucia mejor, pues eso me hace feliz».
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