Esta tarde, otra vez, cada pétalo agitó su pañuelo.Por los tejados ya humea el invierno.Una carne inflamada de ropajes despideal tallo verde, y a la rama caramelo.Guardaremos la sustancia de las flores: una pielmezclada entre los dedos, como modeladatoda ella de satén. Vestido y muslo, seno y blusónrecogerán sus istmos, sobornados por el fuego,para hacer el amordetrás de los escudos nevados.Una vez más, con el mismo impulsoel viento, incesantemente de viaje,jugueteará con las arañas de cristaly acaso –por momentos- hasta olvideque no hay forma de vencer a las rosas.
Sue_*©©Texto y foto: Susana Inés Nicolini®
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