Y es que no hay nada más subversivo que el jamón. Con toda su grasa, su tocinillo, su sabor intenso si está bien cortado y lo bien que acompaña los guisantes de mi madre y las estupendas croquetas de mi cuñada.
Estimado compañero acusado de racista jamonero, si es que lo mejor es atenerse al libro de texto. Total, para lo que van a aprender y trabajar...