el juglar de Gutenberg

un desierto de silencios

Lees o hablas con cualquier aspirante a escritor famoso y todos te cuentan la misma historia: editoriales y agentes que no aceptan manuscritos, negativas que suenan a éxito si puedes convencerte de que, sí, esta vez te han leído, y un océano de silencios.

No es que me disuada. Ahora, cada vez que veo dificultades recuerdo mis oposiciones: 20,000 para 42 plazas; quizás vuelva a tener la misma suerte, chulería aparte. Pero me doy cuenta de las dificultades y me imagino que las editoriales tienen poco margen para arriesgarse con desconocidos; por no hablar que muchas son, más bien, publicadoras, empresas que van a por el euro y no voy a ser yo quien le diga a nadie como invertir su dinero. Pero seamos claros: el negocio editorial, sobre todo en papel, está enfrentando retos que limitan su crecimiento.

un océano de tormentas

Ahora que miro a Internet y a Seth Godin, y recuerdo mi afortunado encuentro con Nisa Arce y empiezo a pensar que tengo que empezar por mis propios medios en la red.

Sí, es difícil. Salvo los que visitéis este blog nadie conoce como escribo ni quién soy (y no puedo asegurar que para todos sea una experiencia por la que quisieran pagar ). De hecho si mi blog fuera realmente famoso, apenas me acercara a una editorial, vendrían por mi. Y tampoco estoy seguro de que fueran buenas noticias. El día en que los niños usen ebooks, los libros en papel, como fenómeno comercial de masas, tendrán sus días contados. ¿Cuándo llegará ese día? ¿Llegará? No lo sé, desearía que pronto.

nuestro pequeño y valiente barquito

Lo que sí sé es que la literatura no podrá ser como es ahora en los medios que emplea. Amazon ya está en España y se espera para 2012 sus ebooks. Si eso pasara quizás haya llegado el momento para que yo hable directamente con mi ilustradora favorita y un editor y entre todos nos pongamos de acuerdo comercial o societario (¿cooperativa?) para salir juntos a los medios, arriesgando poco más que nuestro trabajo.

Igual que los grandes pintores de la Belle Epoque vivieron a base de dibujar anuncios y carteles y Dickens publicara en los suplementos de los periódicos populares, nosotros que seguramente seamos más pequeños, ¿qué tenemos que perder siendo humildes?, ¿qué nadie nos conozca? Eso ya lo tenemos. ¿No es hora de abrazar nuestro tiempo? ¿Amamos al papel más que a la literatura, el arte o nuestros sueños?

¿O prefieres ser el ultimo juglar del pueblo de Gutenberg?

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