El modo en que el Tribunal Electoral desechó todas las evidencias ―para ungir presidente a quien ya habían elegido de antemano― es de antología. Le piden a los quejosos, a quienes han sufrido un agravio, que se vuelvan ministerio público y presenten las pruebas del ilícito que sufrieron. Es, dice Pablo Gómez, como quien sufre un robo y la autoridad le exige que presente las pruebas y al ladrón. La autoridad electoral se ha dado el lujo de preguntarle al PRI si ha cometido desvío de fondos ilícitos para efectos electorales y han tomado por buena la respuesta negativa.
― ¿Ha usted triangulado fondos ilícitos, PRI? ― No. ― ¿Ya ven?
El TRIFE se negó a investigar lo siguiente:
- El Monexgate, mediante el cual se repartieron miles de tarjetas del banco Monex para uso electoral previamente y durante la elección.
- Las tarjetas Soriana, para uso electoral de monederos electrónicos de despensa en el supermercado Soriana.
- Las entrevistas de Peña Nieto en Televisa por las que mediaron contratos ilegales, como consta en la investigación del diario británico The Guardian.
- El testimonio de cientos de miles de personas que recibieron dinero u otros bienes por parte del PRI, para quebrantar su libertad de elección democrática.
El TRIFE debe saber que, aunque no la hagan ellos, la investigación de los ilícitos del PRI continuará y se lava las manos de futuras responsabilidades penales diciendo que la resolución que han votado no equivale a declarar inocente a Peña Nieto y al PRI de esas responsabilidades; ya sólo les faltó decir que "lo importante por ahora era darle la presidencia al acusado". luisricardo.com