El Libro de los Portales
de Laura Gallego
Los pintores de la Academia de los Portales son los únicos que saben cómo dibujar los extraordinarios portales de viaje que constituyen la red de comunicación y transporte más importante de Darusia. Sus rígidas normas y su exhaustiva formación garantizan una impecable profesionalidad y perfección técnica en todos sus trabajos. Cuando Tabit, estudiante de último año en la Academia, recibe el encargo de pintar un portal para un humilde campesino, no imagina que está a punto de verse involucrado en una trama de intrigas y secretos que podría sacudir los mismos cimientos de la institución.
(Podéis leer aquí la entrevista que le hice hace unas semanas).
Siempre es emocionante vivir un nuevo lanzamiento de uno de tus autores favoritos. Sin embargo, hay ocasiones en las que el nuevo libro no está a la altura de los anteriores o, simplemente, no te gusta tanto. Eso es lo que me pasó con Donde los árboles cantan, anterior novela juvenil de la autora que, si bien me gustó muchísimo, no llegó a encandilarme tanto como mi favorita, Dos velas para el diablo. Eso no pasa con El Libro de los Portales. Eran muchas las expectativas que tenía puestas en esta novela, y Laura Gallego ha conseguido superarlas por completo.
Creo que esta es la novela independiente más compleja y ambiciosa que ha escrito, y tiene tantos personajes, tramas y misterios que es sorprendente ver cómo logra hilarlos todos a la perfección. Sin embargo, el resultado acaba encajando totalmente, con la simetría perfecta de uno de los portales de la Academia.
Aunque esta es una novela coral, podría decirse que el personaje principal de la historia es Tabit, pues es el nexo de unión entre los demás. Y no solo se ha convertido en mi personaje favorito, sino que me atrevería a decir que es de los mejores de la autora. Junto a él, conoceremos también las historias de Cali, Tash, Rodak y Yunek. Los tres últimos no tienen nada que ver los unos con los otros, pero pronto sus historias se van entrelazando. Y los cuatro están muy fantásticamente bien construidos. Sorprende sobre todo que la autora logra que ninguno de ellos acabe la novela siendo la misma persona que era al principio. Además, me ha gustado que todos tengan algún tipo de secreto, normalmente sobre su pasado, y que a lo largo de la novela vayamos redescubriendo los personajes que creíamos conocer.
Me ha gustado mucho que el elemento fantástico del libro (los portales) sea algo tan sutil y esté tan bien tratado. De hecho, dentro de la novela no es una magia, sino una ciencia, hasta el punto que casi podríamos considerar esta historia como una de ciencia ficción. Y es que esta no parece una novela de fantasía, y desde luego, no se parece en nada a otras novelas de la autora. Para que os hagáis una idea, me ha recordado ligeramente a El nombre del viento, pues he visto alguna similitud entre la Universidad y la Academia, y también entre Elodin y maese Belban. Aunque las historias son totalmente distintas, el ambiente me ha resultado parecido.
Quisiera mencionar también que el elemento romántico no está ni de lejos tan presente como en muchas otras novelas de la autora. Si bien su obra es muy variada, la más conocida es Memorias de Idhún, con un fuerte elemento romántico, y muchas de sus novelas tienen una trama romántica de peso. Eso aquí no sucede. Hay algo de romance, sí, pero apenas tiene importancia dentro de la trama, y no sucede hasta los últimos capítulos de la novela. Podría decirse que hay dos subtramas románticas, las dos muy bonitas. Una de ellas se cuece a fuego lento a lo largo de la historia, y ha sido muy bonito ver cómo iba naciendo. La otra podría considerarse spoiler, así que os la dejo aquí abajo.
SPOILER LEVE: marca con el ratón para leer. Por primera vez, la autora incluye un personaje homosexual cuya su condición tiene algo de importancia dentro de la trama. Aunque me da pena que no fuera quien yo pensaba (durante la mitad de la historia shippeaba a Tabit y a Yunek), me ha parecido una historia muy tierna y bonita. FIN DEL SPOILER
Por último, quería comentar el final. A algunas personas no les ha gustado, mientras que a otros les ha encantado. Yo soy de los segundos, quizás porque iba preparado para que me decepcionara y finalmente no ha sido así en absoluto. Lo que tiene el final de esta novela es que no se trata de un final épico con grandes enfrentamientos, sino que, como buena historia de misterio, el final es donde todas las piezas encajan perfectamente y se resuelven de forma magistral todas las intrigas que se han ido desarrollando a lo largo de la trama. Además, el epílogo me ha parecido absolutamente perfecto, y confieso que me ha hecho soltar alguna lagrimilla.
En definitiva, con El Libro de los Portales Laura Gallego demuestra por qué es un verdadero referente nacional del género fantástico, pues ha creado una novela perfectamente construida y planteada que no deja indiferente, hasta el punto de no tener nada que envidiar a los grandes referentes a nivel mundial.
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