¨El Magdaleno cumple un año¨

Publicado el 27 diciembre 2011 por Beatrizbeneitez
Beatriz Benéitez Burgada. SantanderEl Magdaleno es el nombre popular de un trenecito turístico que recorre la santanderina Península de La Magdalena. En la media hora que dura el paseo, antes una señorita y ahora la voz en off de una señorita, cuenta a los turistas cosas ciertas y no tan ciertas sobre el origen de la Península y del Palacio que se construyó a principios del Siglo XX, para que los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia veranearan en Santander. Pero eso lo contaré otro día, porque hoy quiero hablar del tren. Sólo una vez en mi vida me he montado en El Magdaleno, y de eso hace casi dos décadas. Esa misma semana habían empezado mis primeras prácticas de verano en El Diario Montañés, recién empezada la carrera de Periodismo. Los primeros días los pasé en la redacción, intentando entenderme con los recién estrenados Macintosh -ahora llamados Mac-, haciendo alguna información de mesa, sencilla y sin ninguna complicación e intentando superar mi timidez en aquella redacción tan grande en la que todos eran desconocidos para mí.  Al tercer día, mi primer jefe, Juan Carlos Flores-Gispert me dijo: ¨Mañana vas a hacer tu primer reportaje de calle¨. Me explicó entonces que se cumplía el primer año de vida de este tren turístico, y que quedaría bien un texto ¨fresco¨ para la sección Verano Vivo. ¨Vas, te presentas al personal de taquilla y a los guías, hablas con algún turista, haces el recorrido, tomas notas y cuando vuelvas a la redacción hablamos¨. Parecía muy fácil, pero creo que el único rato que dormí en toda la noche soñé con aquel reportaje, que no sabía por donde empezar. El problema no era escribir -que también-. El problema es que era tan tímida que me daban sudores sólo de pensar que tendría que presentarme en aquella taquilla y hablar con no se cuantas personas a las que no conocía de nada. Lo que pasó fue esto: Llegué, pasé media hora por allí observando el tren y a los turistas. Me acerqué a la taquilla, compré un billete con mi dinero -faltaban cinco veranos para que me empezaran a pagar algo por mi trabajo-, me subí al tren, tomé notas, escuché lo que los turistas decían entre ellos y lo que hablaban con la guía. Escuché con atención, pero no me atreví a hablar con nadie en todo el proceso,  cogí un autobús municipal y me planté en la redacción. ¨¿Qué tal?¨, preguntó Juan Carlos. ¨Bien, muy bien¨, le dije. ¨Pues ala, ponte a escribir sesenta líneas y cuando termines me avisas¨. No le conté la verdad hasta muchos años después. El reportaje, el primero que firmé en mi vida, salió publicado al día siguiente. Se titulaba "El Magdaleno cumple un año¨. Mis abuelas guardaron aquel recorte durante tiempo y tiempo. Parece que haya pasado un siglo, pero cada vez que llega el verano y me tropiezo con un redactor en prácticas, me acuerdo del tren turístico.