Al ritmo de las olas. Así escribe Banville. Unas veces pausado lleno de serenidad, otras revuelto, angustioso, impredecible.
. Y nosotros en la orilla asistiendo asombrados al espectáculo. Digamos que casi hipnotizados por la prosa envolvente que nos conduce al interior de Max Morden. Un viudo diletante que regresa a la playa de su infancia. Un mar en el que tuvo su primer hallazgo y su primera pérdida. Amor y muerte. Un retorno a los sabores, a los olores, a los colores y sonidos de los primeros años, que le enfrentan al presente. A la muerte de su esposa.
Un niño y un hombre a merced del mar. A merced de la vida. Como todos.