No es de extrañar que al pasar por una panadería solo de "olfatear" en el ambiente, nos imaginamos ese pan recién salido del horno que nada más salir del trabajo de camino a casa nos asalta de una forma que irremediablemente vamos a comprar.
Pues bien, hoy he leído un artículo muy interesante en la revista Puro Marketing que confirma lo que ya sabíamos, todos y cada uno de los sentidos son herramientas de marketing y se debería sacarles partido.
El olfato es uno de ellos y va más allá de la atracción por lo visual, o de las sensaciones que nos produce tocar algo, o el inconfundible deleite de un buen plato de nuestra comida preferida. Se asemeja mucho a lo que representa el volver a escuchar una voz, el reconocerla al paso del tiempo, el poder escuchar una melodía que parecía olvidada...me estoy refiriendo al hecho que estimula nuestra imaginación, nos hace recordar e imaginar situaciones. Es junto al oído un sentido que nos transporta a nuestro yo más profundo, místico o particular.
Siempre se ha utilizado esta herramienta del marketing, pero probablemente en muchos casos de una manera inconsciente, en especial en la hostelería, ya que al gusto lo precede en muchos casos el olfato.
En el artículo en cuestión nos aconsejan en varios puntos como hacer uso de esta herramienta, yo los resumo en estos 3:
1) Evitar los malos olores o que no guarden relación con nuestra finalidad en el negocio. 2) "El que mucho abarca poco aprieta" como dice el refrán, no pasarse a la hora de perfumar el local. 3) Encontrar un olor característico que nos identifique y nos diferencie de tal forma que nadie se aburra del mismo y que no solo nos guste a nosotros sino hacer un estudio en toda regla para ver que le puede llegar a gustar a la gente.
Nos convertiremos en creadores de nuestra propia fragancia para nuestra actividad Mariano Gallardo Lorente