Quién me va a juzgar
cuando haya escrito este poema
cuando sin pudor desnude mi alma
para contar mis verdades.
Quién se va atreverse a levantar
una piedra en nombre de la falsa
moralidad.
Quién va a censurar mi sonrisa
cuando no fue capaz de secar mi llanto
Quién va ponerle puertas a mi cielo
si cuando hubo tormenta no me cobijó
Quién va llevarse mi primavera
si al llegar el invierno, se congelaron
hasta los silencios.
Nunca pedí nada, por eso no espero
nada.
Y por eso a la fiesta de mi entierro
Solo podrán ir aquellos que hayan
pecado de corazón.
Porque con ellos comparto
La imperfección que supone
ser humano.