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El miedo al error

Publicado el 23 junio 2012 por Moinelo @moinelo
Recopilatorio de autores de ciencia-ficción españoles
A tenor de lo que en los principales medios de comunicación se puede observar, podríamos pensar que la ciencia-ficción es un género minoritario en España. Pero, si por un momento dejamos a un lado el medio literario minoritario en comparación, copado por detectives nórdicos y vampiros adolescentes, y consultamos en nuestro entorno inmediato (fuera de los círculos habituales del género), seguro que una mayoría de amigos, familiares y compañeros de trabajo ven con agrado alguna película o serie de televisión de este género.
Otro detalle que hace todavía más paradójica esta situación son las enormes colas que formaban los espectadores para ver películas como Avatar o la saga de Star Wars, los ríos de tinta electrónica que ha generado Blade Runner, o la increíble proliferación de descargas de series de televisión extranjeras con sus correspondientes comunidades de traductores de subtítulos, los cuales por simple altruismo informativo, dedican parte de su tiempo a la traducción compartida y organizada de series que tardarán años o meses en emitirse en España, si es que lo hacen.
¿Por qué ocurre esto? A mi parecer, hay una brecha entre el gran público y la respuesta en los grandes medios, editoriales y productoras. Parece que la tendencia está cambiando gracias a la incursión en este género de escritores habituales de otros derroteros, como Rosa Montero, y alguna serie de televisión como El Barco (Daniel Écija, et al.), aunque en éstas se evidencia todavía la falta de experiencia y gusto por los detalles en la producción, y la inclusión de multitud de estereotipos vulgares en los guiones. Pero esto ya es algo, pues hasta hace poco solo unos pocos y desconocidos valientes se atrevían con ello.
¿Cuál es la explicación?, se puede especular todo lo que queramos, pero hay algo de lo que se puede partir como base, de lo que podemos estar seguros y de lo que ya se ha hablado en alguna ocasión: la situación de la ciencia-ficción tiene su origen en las particularidades de la sociedad española.  Manifestantes en Valencia cambiando el nombre a la plaza, porque para cojones, los suyos.¿Y cuál es es esa particularidad? Hay un factor que se evidencia todavía más gracias a los recientes acontecimientos socio-políticos de mayo de 2011: la existencia de otra enorme brecha entre la sociedad y la clase política, que con toda probabilidad guarda un paralelismo milimétrico con la brecha mencionada de la ciencia-ficción en los mass-media y el público. Una clase política que controla los medios de comunicación y que hacen prevalecer determinado tipo de contenidos frente a otros, y que por algún motivo, cuando se decide invertir en productos de ciencia-ficción los dosifica con cuenta gotas y siempre dentro del terreno de lo convencional por no decir, vulgar.  ¿Cuál es el motivo? ¿Por qué, de ser cierta esta hipótesis, es la ciencia-ficción objeto de esta tirria especial? Un motivo muy probable es que la ciencia-ficción es opuesta por naturaleza a la tendencia habitual en los productos televisivos, cinematográficos y los best-seller literarios. Podría existir algo en la ciencia-ficción que resulta incomodo a la oligarquía gobernante, algo que podría alterar el estado habitual de aborregamiento al que probablemente nos intentan inducir, cual betas atiborrados de soma como en Un Mundo Feliz (Aldous Huxley, 1932). Cartel de la adaptación cinematográfica de la novela de George Orwell «1984»Dentro de ese estado de ignorante felicidad, hay una premisa que parece extenderse por doquier: la mayoría tiene la razón. Por tanto, hay que hacer lo que hace la mayoría. Es a lo que estamos desgraciadamente acostumbrados a causa de un sistema que otorga poder suficiente al ganador de una elecciones en las que la oferta electoral esta decidida en unos despachos, para modificar la realidad y el vocabulario a su capricho. Un incongruente Ministerio de Igualdad que se dedica a lo contrario de lo que su nombre indica al premiar diferencias determinadas, lo que recuerda tristemente al Ministerio de la Verdad (miniver) de la distópica 1984 (George Orwell, 1949) cuya función consistía en modificar el pasado real a su antojo.  Estos no son frikis, que vaaaaaaDe esta manera, el que no hace lo que la mayoría, se convierte en un friki. No son frikis por ejemplo, los seguidores acérrimos o hinchas de un equipo de fútbol, por aberrantes que puedan parecer algunos de sus comportamientos, al fin y al cabo estos entran dentro de la pauta establecida. Es friki o perro-flauta el que no sigue estas pautas, el que se atreve con otras posibilidades. Es friki el que se atreve a «equivocarse». Prejuicios, inseguridad, miedo al ridículo, son varios y profundos problemas culturales los que bajo mi parecer, hemos padecido en España y que compartimos con muchos países latinos o hispanos, que nos atascan en los mismos defectos una y otra vez, sin salir, sin poder brillar, a pesar de tener gente muy valiosa pero que es ridiculizada hasta que sale al extranjero, donde ya es valorada. Por algún motivo parece que molesta que la gente destaque, nos los ponen en el objetivo y respondemos poniéndoles la zancadilla, nos reímos en cuanto cometen el más mínimo error. Apuñalamos por la espalda a nuestro vecino, mientras rendimos pleitesía al cacique. Quien sabe, tal vez todo esto por fin esté cambiando. La ciencia-ficción consiste precisamente en saltarse las normas, en permitir a la mente salirse de lo convencional, algo a lo que pocos se atreven en España y menos valoran, pero que es fundamental e imprescindible para avanzar, para progresar, para aprender, para iniciar nuevas rutas aunque sean inciertas cuando es necesario, para explorar nuevos mundos. Es necesario para superar el miedo al error que en ocasiones, nos impide avanzar.Lecturas de referencia
Artículo publicado posteriormente en el Sitio de Ciencia-ficción el 14 de junio de 2011


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