Revista Diario

El miedo al LCD en blanco

Publicado el 07 febrero 2013 por Soniaif

Creo suponer sin temor a equivocarme, que al igual que yo, habéis sufrido (sí, sufrido, porque se sufre, mucho) el temor, el miedo, el pánico al LCD en blanco. Me explico…

Cuando hablo del miedo al LCD en blanco (esa pequeña pantallita de cristal líquido que se encuentra en la parte trasera de nuestra cámara), no me refiero al total deterioro del dispositivo (en ese caso, directamente, me echaría a llorar amargamente), me refiero al mismo pánico que podría sentir un escritor ante una página en blanco ¡Espeluznante!

¿Qué narices fotografío yo ahora, si ya he plasmado todos los rincones posibles, en cada una de las distintas estaciones del año, de mi pueblo entero (bien es cierto que es bastante pequeño), si los cuatro hombres con los que vivo salen despavoridos cuando intuyen que tengo la cámara en la mano, si ya he inmortalizado todas y cada una de las frutas y verduras de mi frigorífico? Días tontos y faltos de inspiración los tiene cualquiera.

Me debatía yo en esta terrible duda, arrastrando los pies tristemente por la casa, con la cámara colgando del cuello (mal, muy mal, porque pesa un quintal), mientras iba tomando fotografías de mi humilde morada. Al igual que un escritor delante de la máquina de escribir, que teclea dos lineas y arranca la hoja en un intento desesperado por encontrar inspiración (que digo yo ¿Ahora cómo se las apañan para tener tales arrebatos de furia? ¿Limpian con saña la pantalla del ordenador?), iba yo borrando las imágenes hechas, pulsando con rabia el botón de la papelera, y dejando, una vez más, el LCD en blanco ¡Porca miseria!

Mis vicios confesables

Hasta que caí en la cuenta, de que el mismo consejo que se le suele dar al que quiere escribir y no tiene ni repajolera idea de qué, aquel de “escribe sobre lo que tú conoces y te gusta”, me valdría a mí, y fotografiaría lo que sencillamente, aparte de andar con la cámara colgada al cuello descoyuntándome las cervicales, más conozco y más disfruto haciendo: beber un té chai con leche mientras mi mente se funde en la lectura de un buen libro.

Conclusión definitiva de este post: No tengáis miedo al LCD en blanco. Si un día estáis faltos de inspiración, pensad en aquello que más os gusta hacer y simplemente fotografiadlo. Intentad componer un bodegón con aquellos objetos que representen vuestras aficiones, vuestros vicios favoritos (los confesables, eh?…) y dejad plasmado, para la eternidad, un momento de vuestra historia y vuestra personalidad.

Por cierto, el libro, “Emma” de Jane Austen…


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