Ese, que a veces, te tomás dos segundos en la vorágine del día, mirás a tu hijo, no para ver que esté bien, si necesita algo, lo que sea. Cuando lo mirás... y casi no podés creer ese dulce milagro de la vida, ese hijo que hace un tiempo estuvo en tu panza, luego nació y fue un bebé chiquito chiquito, y ahora lo mirás... camina solo, se comunica en su idioma, y tiene su personalidad... es un ser individual, separado de vos...
Ese, que es tan chiquito, y sin embargo es lo más grande en tu vida, que te cansa, te agota la paciencia... y te llena de amor, de maravilla, de abrazos...
Ese, que desde el día que arribó a tu panza, no hizo más que cambiarte la vida a tal punto, que ya no te acordás cómo era antes de él. Porque es tan parte de tu vida, que no te la imaginás sin ese ser...
Ese milagro cotidiano llamado hijo... en la vorágine del día, se hace difícil tomar consciencia de todo esto (y más). Tratemos de tomarnos más respiros para poder sentirlo... crecen tan rápido!
Magazine
El milagro cotidiano
Publicado el 17 mayo 2011 por MaternarteTambién podría interesarte :