El origen
En aquellos tiempos en los que a falta de otra forma de comprender su entorno natural, eran la magia y el misticismo las principales formas de pensar de unos seres humanos abrumados por la ingente cantidad de incógnitas que el universo sobre ellos les ofrecía, estos héroes eran imaginados en fantásticas aventuras épicas cuya exageración era avivada por el fuego alrededor del cuál eran relatadas. Por lo tanto, parece lógico pensar que entre otras muchas leyendas surgiera la de un héroe con magníficos poderes exagerados por la necesidad, la imaginación y por la influencia de la cultura de la época, en la que el entorno natural, el cielo, las montañas y los bosques, cobraban vida propia.
La época clásica
Esta circunstancia puede ser más importante de lo que parece, ya que hay que tener en cuenta que en aquellos tiempos la mayor fuente de energía conocida era el fuego, el cuál precisamente había sido otorgado a los Hombres gracias al Dios Prometeo (según la propia mitología, claro). El átomo era en aquella época tan solo una elucubración filosófica, muy alejada de lo que se descubriría siglos después. Se puede decir por lo tanto, que los Dioses eran el comodín que la Humanidad tenía para explicar, o más bien no tener que hacerlo, el origen de las tremendas fuerzas que se desarrollaban en el universo que ellos creían acotado a la bóveda celeste y a un mar llamado Mediterráneo.
La Edad Media
Una de las ordenes de caballería más conocidas fue la de los Templarios, que si bien su existencia fue real, ha estado rodeada de grandes mitos y misterios aún hasta nuestros días. En las zonas de Europa donde la influencia del catolicismo fue menor se observa una todavía mayor cantidad de leyendas caballerescas, como la igualmente famosa aunque mítica de Los Caballeros de la Tabla Redonda, seña de identidad de la Nación Británica . Estos individuos, aunque normalmente sometidos al un código de honor de la orden de caballería a la que servían, actuaban de forma independiente y a criterio propio.
Todos estos mitos, al igual que la religión en general, fueron cayendo en desprestigio, bien por sus abusos o por su evidente exageración. Existen dos casos que marcan un antes y después en la Literatura y en la Historia mundial sobre estas leyendas, los cuales en España conocemos muy bien: Tirante el Blanco (Joanot Martorell, 1490) y Don Quijote de La Mancha (Miguel de Cervantes , 1605).
En la obra escrita por el valenciano Joanot Martorell, que era a su vez un caballero de la época, no trata a estos como semidioses bendecidos por extraños encantamientos que les dotaban de capacidades extraordinarias. Por el contrario, se les muestra como personas tan esclavas de los mismos defectos que el resto de los mortales. En la inmortal obra de Don Miguel de Cervantes se demostró definitivamente que los caballeros andantes ya no servían para su función, y con ello, la Humanidad pasó a ver la literatura y el mundo que había dejado de estar limitado por las míticas Columnas de Hércules, de otra manera.
Desde la Edad Moderna hasta nuestros días
¡Bien! ¡Adelante! ¡Vosotros hombres superiores! Ahora es cuando la montaña del futuro humano está de parto. Dios ha muerto: ahora nosotros queremos -que viva el superhombre
Friedrich Nietzsche. Así habló Zaratustra
La perdida de antiguos valores morales debida a estar sustentados en mitos carentes ya de significado, tuvo como consecuencia que la sociedad vagaba sin rumbo, sin ideales, sin objetivos. Tiempos mediocres, alejados del honor y el esfuerzo de antaño. Mientras aún hoy en el Sigo XXI, seguimos buscando un horizonte esperanzador para la especie Humana, la necesidad de buscar héroes retornó con fuerza a mediados del siglo pasado. Pero ¿quien o qué nos devolvería a nuestros caballeros, a nuestros campeones capaces de enfrentarse a gigantes de un solo ojo y a hidras de siete cabezas?
La Ciencia-Ficción y el liberalismo
Por otro lado, en lo que se ha visto de la mitología heroica los protagonistas eran siempre individuos únicos a los que el destino les había rodeado de extrañas circunstancias. Personas independientes, solitarias, con gran autoestima y alto sentido del deber y del honor. Todas las papeletas estaban de lado de un país como el tradicionalmente liberal, puritano y conservador EUA, lo que junto con el crack económico del 29 que asoló aquél país y el alejamiento de una Europa que estaba ocupada en autodestruirse, fue suficiente para que surgieran los nuevos héroes:
"no es casual que el período que va desde el "crash" (sic) de 1930, pasando por los años sangrientos de la revolución española, hasta el comienzo de la segunda guerra mundial, coincida con la aparición de Superman, Batman, Capitán Marvel"
De esta forma surgió el genero de los superhéroes, con el cómic como medio de difusión principal con sus surrealistas características y sus limitaciones técnicas propias que obligaron a vestir de colorines vistosos a los protagonistas. Esta vez, los poderes de nuestros campeones no provenían de Damas del Lago ni a genes divinos, sino a la procedencia de planetas de lejanos sistemas solares, picaduras de insectos radiactivos, o mutaciones genéticas, entre una multiplicidad de variantes solo limitadas por la imaginación y los límites propios de la Ciencia-Ficción, siempre en continua discusión.
En la actualidad
La mítica Marvel ha sido adquirida por Disney, famosa por sus relatos moñas y puritanamente correctos. Cada vez más las clásicas colecciones de superhéroes languidecen en los puestos de venta, y los aficionados observamos como se versionan en el cine, reinventadas una y otra vez, usadas como pretextos para ocultar las carencias creativas, vacíos de su contenido original y rellenos con estereotipos a gusto de la masa consumidora.
Vivimos una nueva era del género súper-heroico, que tal vez sea la última. Queda ver cuando se agotará definitivamente su uso comercial y el actual culto al héroe pase de nuevo al olvido, como otras veces ha ocurrido antes. Watchmen o Miracle man son los Tirante el Blanco de nuestra era. Cuando llegue un Quijote que los desmitifique definitivamente significará que el mundo a nuestro alrededor estará cambiando y ya no los necesita. De no ser así, a buen seguro que otro tipo de héroes los sustituirá.
Mientras tanto, tal vez no debamos obsesionarnos intentando encontrar explicación a las historias de personas dotadas de superpoderes y debatir sobre su sentido, sus costumbres, sus extrañas vestimentas y en definitiva, su verosimilitud, sino comprender la causa de su existencia que seguramente no es otra que la necesidad humana de crearlos. Es, el mito del héroe.
Enlaces relacionados:
- M.J. Lucerga. Del uniforme del Capitán América al azul desnudo del Dr. Manhattan: ascenso y caída del superhéroe como principio de construcción identitaria. [en línea].TONOS. Nº8 diciembre 2004. Revista electrónica. < acceso al artículo > [acceso el 1-ene-2011]
- El País. La cuna de Batman y Superman revela sus secretos. 24/11/2010
- YOROKUBU. Los superhéroes invisibles. 13/10/2010
- informacion.es. Los rascacielos de Benidorm merecen un superhéroe. 17/03/2010
- Publico. Ciencia en la ciencia-ficción: dos profesores de Física analizan hasta qué punto son reales las películas de superhéroes. 22/02/2010
- Museu d'Arqueología de Catalunya. De Hércules a Superman. Dioses y héroes de la mitología grecoromana. 16/03/2005-21/08/2005