El muro de la ignominia y la invitación

Fue austera y descafeinada. Nadie decía nada, pero en el fondo de todos los presentes y de ausentes subyacía el mismo sentimiento y la misma desazón: puede ser la última vez que el tren llegue a Sanz Crespo, Y esto preocupa y agobia no sólo a organizadores y hosteleros, también a los nuevos inquilinos de la Casa Consistorial que en lo más recóndito de su alma (no se olviden que ellos también tienen alma), quiero pensar que cada día están más convencidos de que ni es sensato dar un portazo a un festival como éste, con casi un cuarto de siglo de luces y sombras, ni es políticamente correcto. Reconozco que, como todo en esta vida, hay que difuminar las sombras; quizás en algunos casos, borrarlas del todo para que desaparezcan, pero lo que nunca podemos hacer es difuminar de la ciudad de Jovellanos la esencia y el espíritu completos de este festival, Nos arrepentiremos. De igual forma que cierto catedrático jamás podrá borrar de esta ciudad el bochorno, la vergüenza, la deshonra y la afrenta que supone para propios y extraños el muro de la ignominia que mandó construir alrededor del campus universitario (que no alrededor de su casa) para que los apestados escritores, agentes literarios, editores, periodistas, guionistas o ilustradores contaminen lo que èl considera su casa, aunque realmente no lo sea, dado que se financia con el dinero de todos, aunque él crea lo contrario. De verdad, hay que ser torpe para adoptar una medida así. Muy torpe. Pero, a pesar de este muro de la ignominia, las actividades semaneras continúan a buen ritmo, Ayer domingo, dos de los grandes de la literatura actual entraron en escena: Andreu Martin, uno de los pilares sobre los que nació y creció la novela policiaca en España, nos habló de un libro que todavía no se ha editado. De su próximo libro. Insólito pero atractivo. En paralelo, Carmen Posadas, natural y cercana como es habitual en ella, presentó de la mano de Fernando Marías “Invitación a un asesinato”, un libro audaz e inteligente, como la desaparecida “Codorniz”,El buen tiempo acompañó el recorrido por un festival bien distribuido y más compacto que en ediciones pasadas. Y como no podía ser de otra manera, el respetable respondió. Le importaba un rábano que, al pasear por sus calles bien planificadas y mejor estructuradas que años atrás, tuvieran la sensación de encontrarse en un campo de concentración de la Alemania nazi.Hoy domingo nació nublado, pero estoy seguro de que ello no impedirá de que a partir de las cinco de la tarde, el respetable acuda al recinto. Nuevas tertulias, nuevos autores y nuevas presentaciones, y un mismo muro; el de la vergüenza y la humillación elevadas al máximo exponte de la aberración y la intolerancia de un puñado de sabios. A saber.