Me dispuse pues a darle color a la cabeza y al resto de los miembros, una capa tras otra y a la vez con cada una, una ligera pasada por el horno hasta conseguir darle el aspecto de la carne humana. Luego coser y recoser los cabellos por los agujeros de la cabeza y anudarlos dentro, estos siempre son humanos, los cabellos sintéticos nunca dan el tono adecuado, dan una sensación de artificialidad nada conveniente, siempre los compro a un mayorista de la península, aunque estos precisamente no me hicieron falta comprarlos.
La celebridad y el desahogo económico me permite vestirlas con ropa de los mejores diseñadores de moda, por supuesto que ellos mismos se aprovechan de la publicidad recibida cuando utilizo su ropa, dentro de poco serán ellos los que paguen por servirme de sus modelos.
Últimamente se extrañan de mis creaciones a tamaño natural, series únicas en las que el molde es destruido y lo más extraño para ellos, no están a la venta, solo se exponen en mi museo particular, precisamente estoy terminando la última por ahora, especiales pues el cuerpo no es un burdo cojín relleno de estopa y otras fibras, en estos casos es un caparazón también de cerámica en el que introduzco mi secreto, aprovecho hasta el último hueco, pues antes tomé medidas, y luego lo sello herméticamente para que los olores no me delaten, lo visto como en el original, en este caso no me molesto en fabricar un muñeco con ropas de diseño, la naturalidad impera ahora, quiero recordar tal y como fue el modelo.
¿Cómo los elijo? Sencillo, voy por la calle fijándome en la gente, en sus movimientos, sus gestos, cualquier rasgo distintivo de su cara, todo eso hace que me pueda fijar en una persona. Al principio la fotografío a distancia, necesito captar como son en su intimidad, en su ambiente, caminado por la calle, tomando café en un bar, paseando por la playa o charlando con sus allegados. Luego me presento a ellos, soy lo suficientemente conocido como para que no se extrañen de mi propuesta ni se alarmen, la confianza es fundamental, les hago una propuesta que sencillamente no pueden rechazar y los llevo a mi estudio, aquí en este sótano bajo una gruesa capa de hormigón, empieza el trabajo previo con ellos, copiar fidedignamente todas y cada una de las partes de su cuerpo.
Utilizo sus cabellos para que no desmerezca mi obra, y en vez de alambres, ensamblo el muñeco con lo que sé que no se va a desarmar, permanecerá para siempre unido, pudiéndole dar a mi obra una pose natural, nunca artificiosa, tendones y músculos aun desecados lo permiten, mi última obra toca a su fin.
Merece la pena visitar el museo de muñecas de Icod de los Vinos, eso sí, llevaros un GPS o el plano impreso desde casa, en el díptico de propaganda que podréis encontrar en algunos lugares como el mariposario, no está ni por asomo indicado como llegar, tampoco busquéis carteles indicadores pues el ayuntamiento quitó la mitad de los que puso el dueño, cosas de la promoción y la estética. Si a pesar de todo conseguís llegar, os daréis cuenta en seguida que sois unos privilegiados, nadie parece que lo consiguió antes que vosotros ¿el motivo? Una preciosa tela de araña tejida entre las buganvillas indica que hace tiempo que nadie entró, dentro dos chalets acogen una colección de lo más asombrosa y poco vista por España, os dejo el enlace:http://www.webtenerife.com/actividades/cultura/museos/museo-munecas-artlandya.htmEl dueño mismo de la colección os guiará por los salones llenos de muñecos, es un poco “austríaco” pero se le entiende bien, a mí especialmente me miraba de una forma que a veces me daba escalofríos…