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El nervio del viaje ~ Segunda parte: De cuando perdí el destino.

Publicado el 17 septiembre 2011 por Sebastianguajardo
Si hacemos un poco de memoria (memoria cibernética, pues, la de los link), por ahí en un lugar no muy lejano del blog veremos una entrada que se llama “El Nervio del Viaje”, una suerte de desahogo-terapia-exhibicionismo para el momento previo al viaje. Y como la tecnología es tan linda, cada vez que diga “El Nervio del Viaje”, aparecerá como un link que lo/a dirija a la publicación correspondiente.
Jamás terminé la historia y jamás es tarde para hacerlo, por lo que ahora, que nuevamente estoy pronto a viajar, me dedicaré a contar parte de lo que sucedió… Si tenía razón en ponerme nervioso, pues.
La cosa es que el día 12 de julio me quedé dormido  y corrí por todos lados intentado ganar tiempo para que no se me fuera el bus. Afortunadamente la micro pasó luego y voló. Pero a la hora de tomar el Metro me encontré con la hermosa sorpresa que a veces nos toca: “Señores pasajeros: Nos encontraremos detenidos más del tiempo normal. Por su comprensión, muchas gracias” ¡En todas y cada una de las estaciones!. Histérico llamaba por teléfono a Roberto para que me dijera algo y el tiempo de espera pasara con vaselina… y cuando caché la hora, tuve que resignarme a que el bus iba saliendo del terminal mientras yo aun no estaba ni a tres estaciones de mi destino. Como uno siempre tiene que ir digno por la vida, correr con una maleta gigante me pareció una mala opción, por lo que aceleré el paso y taconeada fuerte contra las cerámicas eternas del Metro. Por ahí llegué a la ventanilla del tipo que le cambia a uno los pasajes y le expliqué mi caso… y como no tenía los pasajes en papel, tuve que ir a la oficina de Atención al Cliente donde estaba el tremendo cahuín: 
Cuando llegué a la ventanilla había un montón de niñitas de otro estrato, de esas de la high-class que hablan como la Tanza Varela. Ellas había perdido su bus a Reñaca y sus papás, a través de sus iPhone, intentaban recuperar miles de datos que les pedían y avisas a sus señoras oficiales lo que les pasaba. Cuando tuve que ir a Servicio al Cliente, ellas estaban ahí intentando arreglar el problema también. Si el tipo de la ventanilla a todos los mandaba para allá. Y nunca supe si les dieron solución porque yo salí antes que ellas.Y cuando estaba ahí, sentado frente a la ejecutiva que veía mi caso, llamaba millones de veces por teléfono para intentar obtener una autorización que, al final , se dio sola, llega un grupo de 5 ó 6 pasajeros que venían del sur… Ya no me acuerdo si era Punta Arenas o algún otro lugar del fin del mundo. La cosa es que viajaron a Santiago en un bus de estos ultra modernos que le llaman Cama-Suite, donde puedes adoptar una posición en 180º con el sillón. Son maravillosos para viajes largos. El problema es que a ellos no les dieron comida, el bus se quedó en panne y después de un buen par de horas les avisaron que tenían que cambiarse de máquina… en medio de la nada, fíjésé, oiga. No quisieron devolverle un peso a esta gente y sólo les dieron la opción de dejar el reclamo a través de un mail destinado para eso en la empresa. Si son tan desconsiderados con sus clientes.
Como sea, la cosa es que al fin pude imprimir mis pasajes y volver a la ventanilla del tipo que deriva a Servicio al Cliente. Por ahí me dice que puede ofrecerme un bus a las 13,30 hr. O devolverme el 50% de lo que pagué por el pasaje a través de Internet. Y como eran como las 11 de la mañana y NO iba a esperar dos horas varado ahí, preferí que me devolviera la plata. Pero el tipo jamás se dio cuenta de que ese pasaje lo compré con una promoción que había en Tur Bus Web: Envía un mensaje a un teléfono Movistar, ingresa el código y obtén un xx% de descuento más el 10% que te hacen cuando compras por Internet. El amable señor me devolvió el 50% del valor real y no del pagado. Así que puse algo así como $2.000 más y viajé en EME Bus, mi línea favorita que, lamentablemente, no vende pasajes ni reserva en línea, sólo ventanilla.
Y viajé, pos. 
Y en todo el trámite eché como una hora, así que tomé el EME a eso de las 11 u 11,30 hr. para llegar a Concepción a eso de las 17,30 hr. ¡Y la máquina de Tur Bus que perdí llegó 10 minutos antes!. Así que decidí no volver a tomar Tur Bus aunque hagan buenos descuentos en sus pasajes. Y es que, además, alguna vez mandé una encomienda a Viña del Mar y jamás llegó a domicilio, no llamaron por teléfono ni enviaron un mail diciendo que no encontraban la dirección, sino que la persona que debía recibirlo tuvo que ir a la oficina de Tur Bus Cargo después de unos tres días de espera.
Ahora estoy pronto a viajar a un condominio de los militares por allá en el Litoral Central. Nos invitaron a pasar las Fiestas Patrias (Créame que no voy a entrar en detalles todavía respecto a eso, lo voy a hacer otro día) a unas cabañas súper top & fresh. Así que ya teniendo el bolso listo, las empanadas horneadas y la carne refrigerada, hacemos correr las horas para que llegue la hora de partir con los millones de santiaguinos que viajan a la misma hora que nosotros… porque no aprendemos.
Nos leemos.

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