Maribel Medina
Ilustrador: Javier Ripa
Cazador de Ratas
44 páginas
#prenda208
Erase una vez un niño tan delgado como un papel. No recordaba cuándo había nacido, aunque cada noche tenía el mismo sueño; era una hoja que caía de un árbol rojo. Era diferente y se encontraba solo.
La premisa de la que parte este cuento es bonita e interesante: la aceptación de la diversidad, el descubrimiento de su pluralidad y su inclusión.
Un niño diferente a los demás emprende un viaje en el que, no solo descubre que no es el único en la diferencia, sino que acabará encontrando su lugar en el mundo. Ni más ni menos.
Una base preciosa y necesaria, transmisora de un valor importante en la educación de nuestros hijos. Pero, en mi opinión, la historia que pretende sustentarse en ella no está suficientemente aprovechada o yo la hubiera enfocado de otra manera.
El niño hoja es tan delgado... que el viento se lo lleva como si de una de ellas se tratara. Y ahí comienza su periplo por el mundo. En su viaje descubre que no es el único, que hay más niños hoja, y deciden hacer el camino juntos. Visitan Alaska, Australia, Francia y Japón; para terminar en un circo que se muestra ante ellos como el lugar perfecto para lucir su diferencia y sentirse en un hogar.
Como puntos a favor destaco, por un lado, sus ilustraciones (francamente bonitas y coloridas, muy atractivas y con capacidad de captar la atención de los pequeños lectores). Por otro lado que, en cada parada que hace el grupo, se ofrece una breve exposición de curiosidades acerca del país o la localización dentro del mismo en la que se encuentran (explicación bastante bien adaptada al grupo de edad al que va dirigido). Y por último, que transmite la importancia de la amistad, de mantenerse juntos, de encontrar en el camino a personas afines a nosotros con las que sentirnos unidos... comprendidos...
Maribel Medina
Entonces, ¿qué es lo que no me ha convencido? No he entendido muy bien por qué esos lugares para visitar y no otros. Si se quiere transmitir la idea de la vuelta al mundo, hubiera sido bonito hablar de continentes y explicar sus características principales, creo que la concreción en países y elegir solo unos pocos hace que pierda fuerza la historia porque da sensación de aleatoriedad.Y, además, me hubiera gustado que el broche final de este cuento transmitiera la idea de que los niños hoja son aceptados y viven felices siendo diferentes en cualquier lugar. Que el viento que los arrastra no sopla siempre, que quienes no se ven afectados por este pueden ayudarles a guarecerse... Hubiera sido bonito que no terminaran en un circo donde redunda la diferencia, y que ese viaje alrededor del mundo les hubiera enseñado que la Tierra y su población es diversidad, que forman parte de ella y de su esencia. Sí, de acuerdo, encuentran donde sentirse bien en su propia piel al lado de semejantes y es un mensaje esperanzador, pero hubiera preferido que se enfocara desde esa otra perspectiva que esbozo. Eso sí, esto es una opinión personal y por lo tanto subjetiva.
En definitiva, El niño hoja me ha gustado pero con matices. Tal vez el error está en mí y en mi interpretación, puede que la autora buscara transmitir más cosas a las que no he llegado o de un modo diferente al que yo quiero hacerlo. Independientemente de todo lo planteado, es un cuento muy entrañable.