Te dije mi nombre.
Mi nombre era borrasca. Sonreíste conmovido estático ante la evolución.
Mi nombre,
cúmulos blancos en el azul. Mi nombre era espiral, introvertido espacio, ascendente vértigo creador a cada instante.
Era gaviota migratoria,
rebaño trashumante de corpúsculos de luz, cometa de un universo nuevo, cascada de aguas sin cauce que estrangule su fluir.
Era amoroso combate, mansa rebeldía.
Te dije mi nombre
con los brazos extendidos pero tú como extranjero los clavaste.