El ocultismo de Lorca (II)

Los piratas están de moda: los que atacan en el mar y en la banda ancha. Da tanto miedo que cada cierto tiempo tiene que salir alguien a recordarnos que el mundo que pisamos es finito, que un día peta, vamos, y que hay que ir con cuidado. Al final nos creímos que el planeta se fundía como un hielo en un poleo cuando vimos los cascotes polares sudando humo y los pingüinos volando en primera. Ahora a la música le han dado cinco años.Y hay otro motivo de suspense: ¿quién se llevó los huesos de Lorca?
Aquí dije el otro día que el historiador Ian Gibson se había pasado en el plató de Cuarto Milenio cuando leyó una versión minimal de un poema. Al parecer, según supo después de tener una epifanía, Lorca era vidente y antes de morir dejó escrito que lo matarían y no lo iban a encontrar. De momento se han cavado cinco de las seis posibles fosas donde podrían estar enterrados sus huesos y donde dijo Manuel Castilla El comunista que los había guardado no están. Lo único que se sabe es que le gente que dejaba flores en el lugar donde está el monolito, en realidad estaban poniendo guapo un trozo de piedra.
A ver si esos nueve versos (de setenta) son toda una profecía y todo lo que contó Gibson es verdad.
Yo ya me estoy cagando. 
No me extrañaría que un día Lorca se levantara de donde quiera que esté y le dijera a la familia que no quiere huesos pero sí la guita de los derechos, a los exploradores del misterio, a los aficionados sepultureros, a los que le pasan la máquina de ecografías al suelo del campo, y hasta a la lianta de la ministra de Cultura: ¡Si me queréis irsen!