Revista Talentos

El ogro de la cuadra (Escrito por Emmanuel Seminara)

Publicado el 23 octubre 2014 por Pablo Ferreiro @pablinferreiro

El ogro de la cuadra

¿Quien no tuvo varios grupos de amigos? ¿Quien no tuvo amigos del secundario? ¿Del barrio? ¿Del laburo? Pero siempre hay uno se destaca sobre todos, casi nunca es el del laburo, en mi caso eran los del barrio.

Mi grupo de amigos del barrio fue mutando con los años, gente que vino, gente que se acoplo y gente que se fue. Siempre fue una mezcla de matices, nunca fue homogéneo siempre tuvimos gente que le sumaba cosas, supongo que algo parecido pasara a todo el mundo aunque nunca se lo analice.Estaba el típico amigo chamuyero que le vende un buzón a un ciego ( de esos me sobran), los que encaran minas, los que ponen la casa siempre, los responsables, los ratas. El dúo de hermanos que conocí a los 9 años, fue algo distinto, eran muy especiales, los sentía como hermanos. Compartí con ambos muchas cosas, nos arriesgabamos a cocinar cosas raras (como la vez que hicimos tacos), jugábamos juegos de mesa, nos tomábamos el tren a la concha del pato, pero con Pablo tenia mas afinidad, el mas grande. Ya de chicos se notaban sus personalidades distintas, Pablo era mas perspicaz, quería independizarse era muy progresista, para el todo tenia 2 puntos de vista, y siempre trataba de buscar la lógica de las cosas desde cosas muy complejas hasta un partido de bolita. En contraparte su hermano Carlos era el mas chico de una familia de 6 hijos, era el mimado, despreocupado, no le gustaba comprometerse con nada, te decía a la tarde salgo a jugar al 25 y capaz se quedaba en la casa tomando la chocolatada . También estaba Lionel, Lio, ya de chico demostraba otra viveza una que nosotros no curtíamos, tenia calle, era el que nos apiolaba con las cosas, le ponía picante, era el duro del grupo, sabíamos que si algo pasaba él iba a estar.Mariano, que con nuestra creatividad a full apodamos Marianito era el mas chico hijo de padres separados, cuando el divorcio era algo que conocíamos en la tele, era como el chico rico del barrio, íbamos a la pileta de su casa, traía la pelota para jugar al 25, fue el primero de irse del grupo, fue un verano fugaz, al siguiente no pasábamos de un hola y chau.Sergio, Hormi, era negro y flaquito otro que curtía calle los capangas con Lio eran, cara dura, gracioso, entrador dirían los viejos, un personaje.Yo por otra parte, hijo único, le brindaba al grupo chistes, ideas innovadoras y con Pablo éramos los cerebros del grupo, tuve una infancia nerd. Recuerdo un verano que nos pusimos como meta ir a Showcenter (en aquella época existía y tenia juegos como el parque de la costa), decidimos juntar la plata en un tupper que quedaba a mi cargo. Hicimos de todo, repartíamos volantes en el barrio (sólo una vez ya que los repartimos tan rápido que el tipo pensó que los habíamos descartado), comenzamos una pyme de reventa de productos de limpieza de puerta en puerta, hicimos mandados, etc. Éramos felices.Terminamos yendo a Showcenter, si los ahorros fueron suficientes no lo recuerdo, tal vez nuestras mamás nos ayudaron un poco. Recuerdo que incluso nos dimos el lujo de ir a comer Mc donalds, cosa que resulto no ser una buena idea porque Pablo me vomito encima en las tacitas. La que voy a contar la recuerdo muy bien, fue un verano, pero no recuerdo tan bien que verano especifico digamos del año 98 (como la serie que puso en jaque a quienes poseían el nombre Tadeo). Era un día de verano, sí ya dije que era verano pero en el verano también llueve, serian las 20 hs. Estábamos jugando un 25 en la esquina, atajaba Marianito, en eso se la paso a Pablo, el lo ve al Hormi de frente al arco, le tira un centro para que haga una de sus chilenas (le encantaba hacer chilenas y encima la chilena completaba a 25, era un comodín). La pelota desciende lentamente, Hormi dejándose caer de espaldas, preparándose para la chilena elevando su pierna derecha, conecta la pelota, pero algo salió mal y la pelota no fue al arco improvisado entre un buzo y un poste de luz, no, se fue para la derecha elevado. Vemos con impotencia a la pelota entrar en una casa inhabilitada a medio construir, gigante, la pelota se eleva y cae donde suponíamos había un patio tras la casa. Carlos exclama con cara de preocupado “ cagamos cayó en la casa del loco Juan”. El loco Juan era el típico villano de barrio, odiaba que jugáramos en su vereda, nos corría después de las 18 hs al grito de “VAYANSE A SUS CASAS PENDEJOS”, nos amenazaba con una pala de albañil y nos reprendía como si fuera nuestro padre, un ser al cual temíamos de pequeños, hoy con 27 años de edad siento lastima por Juan, un solterón de 60 años que vivió toda su vida con su madre, y nunca pudo terminar de construir la casa de la esquina a medio hacer. Además luego nos enteramos de rumores acerca de su dudosa sexualidad. ¿Que podíamos hacer? Golpear la puerta y decir “señor Juan nos devolvería la pelota que se colgó en su casa”, no era una opción, y la pelota de Marianito teníamos que recuperarla sino lo iban a fajar. No era cualquier cosa una pelota en esa época, era algo importante. Decidimos dividirnos para pensar los cerebros por un lado (Pablo y yo) y los corajudos por el otro (Lio y Hormi), Carlos y Marianito se distrajeron con un pájaro que paso. Después de 5 minutos la conclusión era la misma, había que saltar las rejas y recuperar la pelota, la discrepancia era en el método, con Pablo sugeríamos un método mas sutil, silencioso, mientras que nuestras contrapartes decían saltemos y listo. “No,no,no” refutábamos con Pablo, esperemos que baje el sol y un momento que no pase gente ni autos, ahora pienso que tal vez detrás de nuestro cerebro escondíamos el espanto. Arremete Lio: “perdemos tiempo así, nos mandamos y listo, ¿que puede pasar?.” Para nosotros podía pasar de todo, desde que pase justo un patrullero, a que nos vean nuestros padres, o les cuenten, o lo peor que justo salga Juan y su pala de la injusticia. Luego de un rato de persuasión accedieron a esperar hasta que oscureciera, lo que tardo 20 minutos mas o menos, una vez sucedido esto decidimos ir los 4 (Lio, Hormi, Pablo y yo) ya que Carlos y Marianito eran pequeños para tal aventura, les dijimos que servirían de campanas y distracción, esperamos que no pase nadie y saltamos la reja. Recuerdo la sensación como si fuera hoy, era mas miedo que otra cosa, pero había algo de adrenalina, pero su mayoría era cagazo. “Listo” dijo el Hormi, cuando saltamos la reja estábamos en el patio delantero, la casa de noche a medio construir era gigante y ciertamente intimidante, más a los 10 años y siendo chicos de la era previa a Internet (éramos mas inocentes).A pesar de ser una noche de verano, se notaba un silencio bastante perturbador, con ladrido de perros de fondo, en eso Lio nos dice por lo bajo “vamos, dale” y se manda adelante mientras lo seguíamos por detrás, bien atrás. Nos metimos por lo que iba a ser una puerta (estaba el marco), la casa era gigante, vacía y oscura. Mientras nos adentrábamos a un espacio gigante que podría ser un living, un espacio tan oscuro que alejarse mas de 1 paso del compañero era perderlo de vista, dicho y hecho yo me quedo con Pablo, y perdimos a Lio y Hormi. “No pasa nada Emi, salimos de esta” me decía Pablo con un optimismo nervioso, el tema era que aun con luz no sabíamos por donde salíamos al patio interior de la casa. Luego comenzamos a escuchar búhos, haciendo un paréntesis que animal de mierda el búho, sale de noche y hace ese ruido molesto que te hace cargarte en las patas , dios, ante el miedo no sabíamos como reaccionar, pero dije “espera Pablo, escucha bien, el ruido tiene q entrar por una ventana o puerta, así que sigamos el sonido”, por suerte estaba en lo correcto, caminando unos metros siguiendo el ruido llegamos a una puerta trasera, donde había un patio, y ahí la luna iluminaba la pelota en el piso como si fuera un premio al salir de un laberinto.

Agarramos la pelota pero no había señales de Lio y Hormi, en eso escucho una voz temblorosa, media acongojada “¿euuuuu chicossss están ahí?” era Lio, “Si lio” le respondo “seguí mi voz , veni por acá“, le seguí hablando para que se guiara, y aparecieron sonriendo felices de vernos y salir de ahí, pero antes de poder festejar se escuchan gritos de la medianera “QUIEN ANDA AHIII” era el loco Juan, nos había escuchado “ESTOY LLAMANDO A LA POLICIA”, ante esta situación tan contradictoria para nosotros, nos imaginamos la policía explicándoles que nos trepamos a la casa por la pelota, el reto de nuestros padres, los castigos, corrimos a todo pulmón pasamos por la casa a oscuras casi por reflejo nos guiamos, llegamos a la reja, Marianito y Carlos nos veían del otro lado de esa reja con cara de nerviosismo, apuro y susto, mientras nos decían ”RAPIDOOO” gesticulando con sus manos, subimos y saltamos apurados , una linda caída me acuerdo que me golpee la rodilla y renguee como una semana, corrimos media cuadra doblando la esquina, nos vimos los 6 y reímos felices orgullosos de nuestra hazaña le dimos la pelota a Marianito, nos cargábamos y felicitábamos mutuamente reímos de nuevo y cada uno partió para su casa. Nos parece algo tan tonto hoy en día, pero en esa edad fue como algo heroico, nos creíamos superhéroes, habíamos vencido al villano del barrio.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Pablo Ferreiro 329 veces
compartido
ver su blog

Sus últimos artículos

Dossiers Paperblog

Revista