El opio del griego

Cuando hace muchos años, en que la gente apenas tenía para subsistir, donde los trabajos eran demoledoras muelas de triturar la salud del trabajador, y la calidad de vida de la personas era la víctima de una casi inexistente clase media, había que agarrarse a cualquier concepto (terrenal o celestial) para escapar de lo que llamamos en la actualidad una “vida de perros”. Su escape fue en muchos de los casos la religión, Dios, esa promesa de vida eterna, una existencia futura mejor que la miseria del presente. 
En la época actual, somos víctimas de unos políticos sin escrúpulos que juegan con nuestras vidas y nuestro dinero, que nos tienen a su merced en todos los sentidos, y que de vez en cuando nos dan un caramelito, en forma de parque o una entrada gratis al cine. Bendita libertad. 
Y digo esto porque hoy hemos conocido que el Gobierno de Grecia planea subvencionar la construcción de un circuito para albergar una carrera de F1 en tres años. Con la que está cayendo en el país de Heródoto y la chusma que nos gobierna se preocupe de nimiedades como organizar una carrera de coches, que generalmente deja más pérdidas que beneficios, que cuesta 100 millones solo la construcción del circuito, a lo que habría que sumar la cuota que habría que pagarle al usurero-cyborg Bernie y los gastos de organización. 
El Gobierno de Grecia se ha comprometido a financiar con 29 millones de euros la construcción de un circuito en la ciudad griega de Patras, justo en vísperas de tener que recibir el auxilio (por segunda vez) de la Unión Europea, que deberá rescatar al país griego inyectándole miles de millones de euros. Y de esos miles de millones de euros, me tocará a mí, trabajador en la Unión Europea, poner una muy pequeña parte, y de esa muy pequeña parte, el Gobierno de Grecia cogerá otra muy pequeña para dársela a la empresa encargada de hacer el circuito. O sea, que a mí me va a costar dinero el capricho e insensatez de unos politicuchos instalados en sus asientos a cuatro mil kilómetros de donde yo estoy produciendo riqueza. 
Apelo al sentido común de las personas, que dicen es el menos común de los sentidos, para que alguien de los que mandan en Grecia (ojo, que en España estamos haciendo igual manteniendo dos carreras de F1, pero sin costarle por ahora dinero a la Unión Europea) le haga ver al caprichoso de turno que el pueblo no se puede gastar ni un solo céntimo en naderías, en la situación en la que está. Yo me pregunto en qué está pensando el Zapatero de Grecia cuando decide colocar 29 millones de euros que no tiene en un circuito de carreras ¿qué necesidad tiene de endeudarse todavía más para organizar carreras de coches? ¿no tienen prioridades más urgentes que esa? 
Ayer escuchaba en la radio a un empresario español, lleno de sensatez, y decía que el gobierno de una nación no es diferente al de una empresa: unos generan dinero y los otros, receptores de ese dinero lo emplean como mejor convenga a los intereses suyos, que no son demasiado diferentes a los de sus empleados, o sea, por el bien de la empresa y para que esta siga siendo fuente de riqueza tanto para unos como para otros. 
Pues no debe ser tan simple, porque todos andan empeñados en hacer lo contrario del dictado del sentido común, y hacer hoy un circuito en Grecia, ni se lo pueden permitir ni es decente endeudarse en un entretenimiento. 
Los dirigentes han cambiado la religión por el deporte, que es lo que ofrecen a las masas para que éstas olviden su miseria.