De China es sabido su sentido práctico y de pensamiento racional, amén de singular a la hora de patentar y de utilizar un concepto de creación las pocas veces visto en otras culturas. La tinta, el papel, la pólvora son algunos ejemplos que hoy nos parecen cotidianos y comunes pero que sin su destreza a la hora de patentar quizás serían diferentes o no existirían. Por eso es a China a quien se le otorga la aparición y la invención del billete.
Debajo del texto, aparecen diez nudos, que equivalen a 100 unidades. Cada unidad, a su vez era equivalente a 1.000 monedas de cobre y tenía un valor de 1 Tael de plata cada uno. Una nota aclarativa explica que la falsificación de dicho papel se castiga con la muerte y que cualquier persona que denunciara a un falsificador podría recibir una recompensa en plata y la detención del falsificador.
Fue entonces cuando en 1311, el emperador chino Tai Tsu declaró ilegal la venta o el intercambio de oro o de plata en China por lo que desde ese mismo instante declaró que el papel era la única moneda en curso legal.
A mediados del siglo XIV, la debacle del papel moneda invadió no sólo China, sino también los países limítrofes, llevando la economía al caos.
Habitantes y comercios de China perdieron pronto la fe en el papel moneda, causando que los pedazos de papel perdieran todo el valor y el oro y la plata volvió a su uso diario.
Desde el siglo XIV hasta 1912, las dinastías Ming y Ching tratan en varias ocasiones de re-introducir el papel moneda en la economía china, pero se detuvieron en cada caso por la población del sol naciente, que recordaba los experimentos de papel moneda anterior y se rebelaron.
El fundador del Banco de Estocolmo introdujo por primera vez el papel moneda en Europa en 1661. En España, el Banco de San Carlos, que fue el antecesor del Banco de España, emitiendo los billetes por primera vez en nuestro país 1780.
Fuente: Gold Money Fundation
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