El Rey Midas
Muchas son las historias fantásticas y leyendas que se han creado alrededor del Oro a través de los siglos. A nivel de espiritualidad su presencia ha sido fundamental para diversas creencias y ritos religiosos. La fascinación por él se ha mantenido hasta nuestros días, aunque las connotaciones han ido cambiando con el tiempo. Su energía es como un aura positiva, lo que lo convierte en el metal precioso por excelencia.
En la mitología encontramos historias fascinantes como la de Jasón y el Vellocino de Oro. Jasón hijo de Eson rey de Yolcos en Tesalia, quien fue asesinado por su hermano Pélia, razón por la cual le es encomendada la crianza de Jasón al centauro Quirón. Años más tarde Jasón regresa para reclamar el trono que le pertenece, momento en el cual Pélias le pide que vaya por el Vellocino. A bordo de su barco Argo y acompañado por sus argonautas, se hizo con el Vellocino de Oro y posteriormente recuperó su trono.
Otra de las historias famosas es la de la Maldición del Rey Midas, Sileno mentor de Dionisio, extraviado en las tierras del rey, este le acoge y alberga. En agradecimiento Dionisio le concede un deseo: el rey ávido de riqueza, le pide la facultad de transformar todo lo que toque en Oro. Pero incapaz de comer, beber, o de tocar a su esposa el rey suplica deshacer el don que se había convertido en una maldición para él, para ello debió seguir las indicaciones del dios, y meter su cabeza en el rio Pactolo, y de esta manera regresó a la normalidad. Probablemente esta leyenda explicaría el carácter aurífero del rio al cual la región de Frigia debe una parte de sus riquezas.
Moisés, gran personaje de la historia religiosa, durante su ascensión al Monte Sinaí, en búsqueda de los 10 mandamientos, se encontró con un pueblo hebreo liberado del yugo del Faraón, le pidieron a Aarón fabricarles un ídolo de Oro: el ternero o becerro de Oro, al cual adoraron. Al bajar del monte, Moisés, fue preso de una terrible cólera por dicha idolatría (prohibida por el tercer mandamiento), y rompió las tablas de la Ley sobre una roca.
Si nos trasladamos a la era prehispánica, nos encontramos con El Dorado y la Ciudad del Oro. El Dorado es un poblado mítico de América del Sur, más exactamente en lo que se conoce hoy como Bogotá, este mito fue difundido por los conquistadores españoles. Este poblado maravilloso, supuestamente recubierto de oro, inicio carreras por la conquista durante cuatro siglos. Los españoles jamás encontraron este sitio, pero en cambio pillaron el Oro de los Incas.
El Oro y la espiritualidad: el culto y el poder
A menudo encontramos al metal precioso en ciertas civilizaciones o religiones. En general el oro representaba la riqueza espiritual y el espíritu perfecto. En la religión hebrea por ejemplo, la palabra que designa al oro es <zahev>, que significa: iluminado por el rayo del sol. Para los Incas las lentejuelas de Oro representaban el sudor del sol. Entre los budistas, el oro es hasta portador de luz espiritual tanto como de luz física. Las estatuas de las divinidades y de los Budas son recubiertos con hojas de oro.
Entre los Egipcios que le consagraban culto al dios Ra, el oro representaba el sol que brilla, que ofrece cosechas abundantes y le otorga riquezas a su poseedor. El oro representaba también la eternidad: el tiempo no altera el oro. Así, las máscaras funerarias de los faraones fueron recubiertas con oro, para que sus caras se mantuvieran para la eternidad.