Revista Talentos

El otoño y la meteorología en el alma

Publicado el 27 octubre 2011 por Covadongamora

Esta semana por nuestras tierras hemos notado la llegada del otoño. Aunque llevábamos casi un mes en esta estación, ha sido ahora cuando han empezado a caer las hojas, cuando el paisaje es amarillo, marrón y naranja, cuando el viento y la lluvia han hecho aparición, cuando se ha notado un verdadero cambio.

El otoño y la meteorología en el almaDesde que recuerdo, mi estación favorita ha sido la primavera: sin el calor tan intenso del verano, pero sin la necesidad de tanto abrigo como el invierno y pudiendo disfrutar de días más largas, de salidas al aire libre. Pero a pesar de eso, siento que este otoño que meteorológicamente acabamos de empezar, es diferente. Que no es simplemente algo que tenga que pasar.
Porque lo siento como un ciclo de la tierra, como un proceso dentro del engranaje de la naturaleza que nos trae otras bellezas que si sabemos contemplar nos dejarán maravillados. El paisaje, los tonos,  los días más cortos, el aire que sopla, las hojas revoloteando, los tractores arando, las ardillas acumulando provisiones, las hogueras, las aves que emprenden el vuelo, los frutos y frutas de esta temporada, las noches más largas... nos invitan a un cambio. Un cambio en las costumbres, en los hábitos, en los alimentos que consumimos, en el ritmo. Que bien podemos aprovechar para realizar otras actividades en familia, más de interior, más de contacto íntimo, más de juego en el suelo, más de lecturas.
Incluso más allá. Igual que caen las hojas, que parece que el silencio se hace más patente y que la oscuridad es más presente, ¿por qué no hacemos también nuestra propia estación del otoño? Recogiéndonos, intentando descrubrir y quitar las hojas que hemos acumulado en las otras estaciones y que no nos hacen bien, escuchando qué nos dice nuestro silencio en las largas horas de oscuridad, trabajando nuestro campo interior y preparándolo. Es época de recogimiento, de meditación, de reposo, de bajar el ritmo porque nuestra propia naturaleza tan ligada a la del mundo nos lo pide. Y si nos trae melancolía, nostalgia, recuerdos... aceptémoslos, vivamoslos, disfrutemoslos. Porque no es solo bello lo que nos hace feliz, sino que todos los sentimientos nos aportan algo único.
¿Y para qué todo esto? Para aceptar nuestras propias estaciones y en los próximos meses dar paso a otras de las que ya hablaremos.
Os dejo este precioso poema de Julio Adriazola Palma que he descubierto gracias a un amigo y que se titula meteorología. Precioso. Disfrutadlo:
El otoño y la meteorología en el alma Meteorología (Julio Adriazola Palma)
A vecescuando la vida no anda bien,el sol de tu sonrisadesaparece por días enterosentoncessucede que se nubla el almay a veces hasta llueve.

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