En varias ocasiones en los tres debates con Barak Obama, Mitt Romney ha afirmado que los USA deberían controlar más las formas de actuar de los chinos, sus trampas para ser más competitivos, el hecho de que el gobierno chino no solo no frena sino que incentiva la fabricación de falsificaciones, etc. No deja de tener razón el candidato, a pesar de ser los actuales banqueros del mundo los chinos mantienen artificialmente un tipo de cambio sumamente bajo para el Yuan, lo que facilita las exportaciones y encarece las importaciones. En el tema de las falsificaciones son los reyes absolutos. Hace unos meses los periódicos publicaron la noticia que de todas las falsificaciones requisadas en España en el 2011 un 65 % eran fabricadas en China, incluso hay una fabrica de automóviles china que fabrica una réplica exacta del BMW X5, que llegan a exportarlo a algunos paises asiáticos que tampoco respetan patentes, marcas, y todo lo que quieran. Las empresas que explotan diseños y marcas própias y las mandan fabricar en China saben perfectamente que por cada unidad fabricada para ellos el fabricante chino se reservará al menos otra para venderla como falsificación.
Lo que es realmente curioso es que sea el Sr. Romney quien se queje de este problema cuando la derecha norteamericana con su obsesión por el liberalismo salvaje, la globalización sin condiciones y su política específica en relación con el país ha sido la gran promotora de China como fábrica del planeta. Precisamente ayer, fecha del último debate, La Vanguardia publicó un artículo de Brahma Chellaney, que encontrareis al final de este texto, que describe muy bien lo que los norteamericanos hicieron y dejaron de hacer para apoyar el desarrollo de China. Siempre he tenido mala opinión de la política exterior de los USA por poco inteligente y con frecuencia siniestra, y en mi opinión, después de los desastres que han causado en Oriente Medio, su peor error ha sido la política seguida con China. A veces pienso que la civilización occidental es la primera que entra en crisis y pierde fuerza no por declive sino porque ha cometido suicidio, y lo malo es que a los que lo decidieron, aunque lo puedan vestir como una motivación solidaria, en realidad los guió la codicia y el egoismo.
Cuando hace un monton de años, en el siglo pasado, estuve viviendo en Los Angeles, uno de los miembros del consejo de administración y también importante accionista del Security Pacific, seguramente relacionado con el entorno de los 200 nombres que se supone deciden todo lo que ocurre en USA y por tanto en el mundo, invitó a cenar en su casa a un grupo de extranjeros que estábamos siguiendo un programa de prácticas en banca internacional. Durante la mayor parte de la cena estuve sentado a cerca de un metro del anfitrión escuchando sus sorprendentes explicaciones que me dejaron anonadado. Describió como se repartirían las funciones económicas en el futuro del mundo. En lo que se refiere a America, los USA mantendrían el control de las multinacionales que desarrollarían las tecnologías y diseños de nuevos productos, Canada sería algo asi como el equipo reserva de los USA, y de Mexico para abajo se dedicarían a fabricar a bajo coste los productos diseñados en el norte. A nivel internacional la cosa funcionaría más o menos de manera similar con algunos paises europeos como el Reino Unido, Francia y Alemania, más Japón que serían equiparados a la función USA y la función de fabricar a bajo coste la colocaba en China y el resto de Asia. Al salir de la casa despues de la cena, en el vestíbulo había un armario guardaropa como los que salen en las peliculas, en que uno puede pasearse por dentro del armario hasta alcanzar su chaqueta, y a pesar de que no había dejado nada colgado entré para comprobar si había alguna camisa de fuerza, pero no encontré ninguna. Por cierto, en esa cena ocurrió algo divertido. En el grupo había un Hungaro del Banco Central que se llamaba George Zeborsky, que tenía la cabeza muy bien amueblada y un peculiar sentido del humor, que llegamos a ser amigos, y también había un frances de aquellos engreidos que afortunadamente no hay muchos, pero que cuando se nos cruza uno en el camino realmente pensamos que no se puede ser más gilipollas. En el trayecto en minibus hasta la casa nos enteramos que la esposa del anfitrión era también hungara y George le dijo al francés que si quería quedar bien al saludar a la señora le tenía que decir algo asi como “Egechegreda”. El francés lo hizo y resultó que la estaba mandando a la mierda. El propio George lo arregló achacandolo a una mala pronunciación.
Aunque lo que explicó el anfitrión de aquella cena era una barbaridad, no me extrañaría que esa idea o una parecida fuese lo que había detras de las políticas que desde los años 80 han impulsado tanto Republicanos como Democratas, y por supuesto la U.E., basadas en el liberalismo salvaje y la globalización, y como ocurre casi siempre con la política exterior de los USA el resultado no ha sido el esperado porque hoy día el que tenía que ser el obrero chino del planeta resulta que es el banquero, que además no se detiene ante nada y le importa un bledo lo que pueda pensar el resto del mundo.