Ailina Shebelle
Serie Tiempo 1
Autopublicado en Amazon
280 páginas
#prenda230
Joel Hunt odia el tabaco y se siente perdido. Lleva siete años sin pisar Telluride, el lugar que lo vio nacer y crecer. Se niega a volver debido a los sucesos que allí acontecieron, pero algo lo obligará. No sabe cómo actuar con las personas que lo apoyaron y quisieron durante su infancia. Es consciente de que debe muchas explicaciones y, aunque no se siente preparado para darlas, tendrá que afrontar el hecho de que, a pesar del tiempo, sigue enamorado de Mandy.Las culpables de que esta historia llegara a mis manos son Annie, del blog Iceberg de papel, y Montse, de Amor y palabras. Sus reseñas y recomendaciones hicieron que me fijara en ella hasta tal punto que, en cuanto tuve la oportunidad, tendí la mano a Joel y Mandy. Ahora, solo puedo darles las gracias porque El pasado que nos une me ha gustado muchísimo. Me lo leí en un suspiro y me ha dejado con ganas de seguir descubriendo el trabajo de Ailina Shebelle.
Mandy Brown es una chica que lucha contra las adversidades de la vida que amenazan con frenar sus sueños. Pinta cuadros llenos de luces y sombras, adora el chocolate caliente con nubecitas y contar las estrellas fluorescentes del techo de su habitación. Y, por mucho que le duela, sigue enamorada de Joel .
Aunque el pasado aprieta y ahoga en ocasiones, ambos encontrarán la forma de llegar el uno al otro para construir un futuro juntos, mientras las pesadillas más temidas de Joel vuelven para desestabilizarlo todo.
El pasado que nos une es una historia sobre cómo el amor nos hace fuertes para superar el miedo, repleta de sentimientos a flor de piel y con un mensaje claro: el destino está escrito en las estrellas.
Mandy es especial y es la que otorga a esta historia la misma condición. Acostumbrada como estoy a determinados perfiles dentro de las protagonistas de novela romántica, Mandy rompe moldes demostrándonos que existe la perfecta imperfección y que puede ser la estrella de una deliciosa historia de amor. Y Ailina tiene tanto tacto... trata con tanta naturalidad la discapacidad física de Mandy que no la percibimos como tal, sino como un rasgo más del personaje, igual que sus ojos verdes o su expresión dulce... Mandy es bella en todos los sentidos y así le llega al lector, y me parece una forma maravillosa de darle valor a la diversidad, maravillosa porque es inclusiva. Mandy epresenta la lucha ante la adversidad y también la capacidad de aceptación llegado el momento, pues hay realidades que, desgraciadamente, a veces es complicado cambiar.
Joel responde más a los prototipos establecidos. Un joven con una familia desestructurada y una infancia trágica. Un alma en pena que nos roba el corazón con su halo de joven destrozado por la vida que le ha tocado vivir y con su gran sensibilidad. Un episodio de su vida la cambia para siempre, separando a Joel de lo que único que es importante para él: Mandy y su familia. Hasta que no descubramos qué ha ocurrido, no conseguiremos comprenderle al cien por cien, pero eso no impedirá que su encanto nos cale. Veremos a Mandy a través de su ojos, los de un hombre enamorado desde siempre de la misma chica, lo que construye una historia de amor tierna. Muy tierna.