AHORA O NUNCA. Esto es lo que debe haber pensado Tomás Gómez sobre su futuro político más inmediato para salir como salió ayer diciendo que que el PSM "no es el patio trasero ni el jardín de atrás de Ferraz ni de nadie". Suena bien eso de que serán los socialistas madrileños los que decidan, si bien los deseos en política no siempre se corresponden con la realidad. Los tiempos en política lo son todo. Si te anticipas te expones a abrasarte y, en cambio, si te demoras demasiado corres el riesgo de que te muevan la silla. Y éste es, precisamente, el dilema que corroe al líder de los socialistas madrileños, inquieto por la eventualidad de que la dirección de su partido no vaya a contar con él como candidato para medirse con Esperanza Aguirre.
El temor de que le estén segando la hierba bajo los pies ha obrado el milagro de que Tomás Gómez se descuelgue con frases de ese tenor dirigidas, sobre todo y en primer lugar, a José Luis Rodríguez Zapatero. El secretario general del PSM trata de forzar la máquina para que de una vez por todas la dirección federal, que es muy amplia, tenga algún "gesto" sobre el candidato a la Comunidad de Madrid. Algunos piensan que con su "desafío" de ayer el líder de los socialistas madrileños, que lógicamente debe tener más datos que nosotros, no ha hecho sino agitar unas aguas que ya estaban bastante revueltas.
Tomás Gómez tiene prisa y en Ferraz se lo están tomando con una pachorra que puede poner de los nervios al más templado. A estas alturas de la película el líder de los socialistas madrileños debería saber, seguro que es consciente de ello aunque no lo quiera admitir, que la batalla también se juega en los medios de comunicación y que las encuestas serán determinantes, por más que él se empeñe en exhibir que cuenta con el apoyo del 95% de los militantes. Si la jugada le sale bien puede acabar de candidato, aunque solo sea por incomparecencia de un contrario; claro, que si ha calculado mal, se puede haber disparado a los pies.