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El perdón no debe sustituir a la justicia

Publicado el 07 abril 2013 por Eduardocarranzagazzani @ElPeriodicoPeru

EL PERDÓN NO DEBE SUSTITUIR A LA JUSTICIA.   

Escrito por: Francisco Chirinos Soto.

“Tutto cie che entrato nella storia non si cancella” (Todo aquello que ha entrado en la historia no puede borrarse). Esta frase fue pronunciada por el dictador fascista Benito Mussolini pocas semanas antes de su trágica captura y fusilamiento por parte de partisanos en las proximidades de la ciudad de Milán. Razón tenía, ciertamente, el Duce, quien estaba refiriéndose con seguridad a su propia trayectoria personal y política. La historia, en efecto, registra al detalle todos los episodios de su afiebrada existencia, que condujeron finalmente a la hecatombe que cayó sobre Italia en la Segunda Guerra Mundial.

La historia acumula, pues, todo lo bueno y todo lo malo que hacen los gobernantes y formula un balance entre lo uno y lo otro. He aquí en el caso del Perú, en que un gobernante con extensa y agitada actuación política, como Alberto Fujimori, tiene debidamente registrados los hechos de su desempeño público. Ahí está, en el haber, la tarea que cumplió desde el primer día en que asumió la Presidencia, para salvar al país de la grave crisis económica en que lo había recibido, con una inflación aterradora y un estado de insolvencia ante todos los organismos internacionales.

Ahí está la proeza cumplida de la mano con el presidente Jamil Mahuad y bajo la inspiración del presidente Fernando Henrique Cardoso para poner término al secular y varias veces sangriento conflicto fronterizo entre Perú y Ecuador. Ahora estamos vinculados a nuestro vecino norteño mediante lazos sólidos y fraternos que hacen propicio el ambiente de colaboración y cercanía que caracteriza nuestras relaciones. Esa es otra de las trascendentes conquistas del Presidente Fujimori.

También debe mencionarse, por cierto, la derrota casi final del terrorismo, con la captura de Abimael Guzmán y la desarticulación de sus organismos. Ese fatídico movimiento había causado muertes en un número mayor a veinticinco mil personas y pérdidas materiales más allá de los sesenta mil millones de dólares.

Ahí está, desde luego, la huella profunda de una política económica sensata, dentro del marco de un liberalismo prudente, con pleno respeto a la iniciativa privada y un clima favorable a la inversión nacional y extranjera. Por fortuna para el país, todos los sucesores de Fujimori han seguido puntualmente esa orientación y han hecho posible la situación actual que vive el Perú, insertado en el camino al desarrollo y la gradual superación de los índices de atraso y pobreza.

La historia, por cierto, registra aspectos negativos, como la obstinada apetencia por la reelección y permanencia en el poder, que dio lugar a procedimientos nada plausibles. Y figura también, desde luego, y con caracteres notorios, la sañuda persecución de que ha sido víctima el propio expresidente, objeto de un proceso de extradición inexplicablemente concedida por el Gobierno de Chile, que dio lugar al juicio y a la condena bajo la imputación de hechos delictuosos que no han sido probados. La sentencia se apoya en una extravagante teoría, elaborada por asesores españoles del tribunal que la dictó, según la cual el superior jerárquico es responsable de todos los hechos cometidos por sus subordinados. Este fallo judicial, absolutamente arbitrario y con clara inspiración política, figura también en las páginas de la historia, de las cuales no puede ser borrado. Puede, sin embargo, ser corregido.

Hay una clara contradicción entre el Fujimori que afirma a voces, de manera estridente y hasta un poco destemplada, su inocencia en el juicio que se le siguió, y el mismo Fujimori que se humilla solicitando perdón, porque el indulto no es otra cosa que el perdón. Solamente se perdona a los culpables. Y si hubo, como la hubo, injusticia esencial en la sentencia, tal situación no se debe cambiar con el indulto, sino con la nulidad del fallo equivocado.

FUENTE: http://larazon.pe/columnistas/5134-el-perdon-no-debe-sustituir-a-la-justicia.html


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