Las películas que nos hablaban de una princesita hermosa, llena de candor e ingenuidad, vestida con sedas... hicieron las delicias de las niñas y no tan niñas de los 60 y aun de los 70. Tanto que en España se editó una revista titulada “Sissi” e, incluso, hubo colecciones de álbumes y cromos en los que se recreaba, fotograma a fotograma, cada una de las películas que comentamos en su tiempo. A finales de los 60 y principios de los 70, la editorial Bruguera de Barcelona, llevada por este éxito de todo lo relacionado con Sissi, editó en “Historias selección” una colección de historias que se dividían en las siguientes series:Clásicos juvenilesGrandes aventurasMujercitasLeyendas y cuentosJulio VerneHistoria y biografíaSissiPueblos y paísesPollyannaKarl MayEmilio SalgariCiencia ficción
Eran libros de texto y con 60 páginas ilustradas, en cuyo lomo figuraban los personajes más importantes de las distintas historias. Pues bien, a Sissi, lo acabamos de leer, se le dedicó toda una serie. Estas novelitas estaban protagonizadas por la emperatriz y siempre se titulaban “Sissi y...”, dependiendo de la aventura. En todas ellas se presentaba a una joven amable, buena con las pobres gentes, deseosa de agradar, decidida y tremendamente enamorada de su marido. Más que una emperatriz era una especie de hada buena que aparecía en las vidas de sus súbditos les ayudaba, porque, a menudo, Sissi iba de incógnito y así conocía qué pasaba en su país y podía ayudar a las gentes y saber qué opinaban de ella. Francisco José se presenta como un caballero, un hombre apuesto y galán que bebe los vientos por su mujer y hace lo que ella le pide. Los padres de Sissi son un dechado de amor filial y la pobre Sofía, la madre del emperador, no sale muy bien parada. Los dibujos siguen reproduciendo la imagen propia de las películas, grandes espacios, grandes fiestas, solemnidades... hermosos vestidos.... todo para hacer vagar y volar la fantasía de las lectoras puesto que la serie va dirigida a las niñas. En “Sissi y el Danubio azul” se presenta cómo Sissi conoce a Strauss y le inspira la composición del precioso vals inmortal, bien el narrador se explaya a gusto en estas irrealidades. En la historia se nos muestra como Sissi siente que su marido trabaje tanto y le echa en cara, con mucho amor, que no esté más por ella. En “Sissi en Baviera” nos habla de la enfermedad de Max y como Sissi vuelve a su hogar para estar cerca de su padre y, de paso, hacer de cupido entre una pareja de enamorados. Se habla de los paisajes que atraían a la princesa, de sus ansias de ser libre y se exagera mucho el amor que sentía por su marido que no era tal. Por otra parte, es una mujer sin defectos, perfecta, amable, cariñosa, una mujer más maravillosa que real. No nos extraña que con este tipo de literatura, firmada por Marcel D`isard o Anne Saint Varent, se perpetuase la idea de una dama etérea, hermosa hasta el dolor, llena de piedad y amorosa en grado extremo con su marido, amén de comprensiva, hacendosa y perfecta, en una palabra. Ya en los 80, la televisión emitió una serie de dibujos animados que continuaban esta tendencia de una princesa de cuento de hadas. Vemos como la literatura, el cine y la televisión nos crearon una imagen falsa de Sissi, muy correcta dentro de su papel de mujer y madre, pero nada que ver con la realidad que acaso hubiese escandalizado, pero, bien mirado, tiene mucha más gracia que tanta dulzura y bondad. Bien, ya en los 90 distintos autores vinieron a romper, coincidiendo con el centenario de la muerte, mejor dicho asesinato de Sissi, esta idea estereotipada. En literatura juvenil, Paco Climent en 1992 ganó el “Premio Infanta Cristina” por Sissi no quiere fotos que ya nos habla de una mujer de carne y hueso, distante, que viaja sin rumbo, que siempre va huyendo. Sissi emprende una huida hacia delante marcada por el dolor de la pérdida de su hijo. Sin embargo, la acción se centra en Leticia, una joven periodista que cubre el viaje de la emperatriz por Cádiz y Sevilla. En el 94 Ángeles Caso dio el espaldarazo a la imagen real de Sissi con su “Elisabeth, emperatriz de Austria Hungría”, un libro espléndido en forma de diario que se acerca al corazón y a los sentimientos de Sissi y que es uno de los ejes fundamentales de este libro. Lo completó años después con un “Álbum privado” que nos ofrecía fotos y poemas de la emperatriz y constituye un documento de interés excepcional. Ana Mª Moix recrea, de manera singular, en Vals negro (1994) la vida de una mujer, vista por otros personajes que la conocieron, que no fue otra cosa sino un coqueteo con la muerte, la famosa dama blanca. Es un libro magnífico también. Néstor Luján en A Mayerling, una nit....(1994) arranca de una realidad, el suicidio de Rodolfo, y construye una historia sugestiva en la que Poirot y Sherlock Holmes son los encargados de desvelar o descubrir qué hay detrás de esa muerte. La emperatriz aparece aquí como una madre dolorosa, que quiere saber qué le pasó en realidad a su hijo. Es una novela también sugestiva. Fernando del Paso en Noticias del imperio (1987) nos habla de Carlota, la infortunada esposa del que quiso ser emperador de México y aunque la novela, muy voluminosa nos habla de ella, no deja de mencionar en alguna ocasión a Sissi como a una mujer a la que la muerte la rondaba desde el nacimiento.